Genealogía

Resumen

Abd al-Rahman I, primer emir independiente de al-Andalus, había designado como sucesor, no a Sulayman que era el mayor de sus hijos, sino a Hisham que tenía mejores condiciones personales para gobernar. Hisham era un hombre de sólida formación, de reconocida piedad y cumplidor de los deberes religiosos. En vida de su padre, los dos hermanos habían tenido mandos territoriales, Sulayman en Toledo e Hisham en Mérida. Cuando se produjo la sucesión en el año 788, Sulayman no respetó la voluntad de su padre y se levantó en armas contra su hermano. En su marcha hacia Córdoba fue derrotado en Jaén y tuvo que volver a Toledo. En 789, Hisham I decidió acabar con la rebelión de Sulayman y de su otro hermano Abd Allah, que se le había unido, sitiándolos durante casi dos meses en Toledo. Sulayman logró escapar y durante un año estuvo intentando sublevar el país de Tudmir (actual Murcia). Al no conseguirlo, pidió perdón a Hisham I que, después de darle una fuerte suma de dinero, lo desterró al Magreb. Abd Allah también fue desterrado al Magreb después de someterse al emir.

Durante su corto reinado, aparte de la de sus hermanos, Hisham I sólo tuvo que hacer frente a tres rebeliones dentro de al-Andalus. La primera se desarrolló entre los años 788 y 789. La protagonizó Said ben al-Husayn que se alzó en tierras de Tortosa con la ayuda de los yemeníes de su clan. Fue derrotado por Musa ben Fortún ben Qasi, muladí de la familia de los Banu Qasi que señoreaba las tierras de la parte media del valle del Ebro, y que estaba al servicio de Hisham I. A continuación, el muladí se apoderó de Zaragoza que también se había sublevado. La segunda rebelión tuvo lugar poco tiempo después y fue nuevamente en Zaragoza. La llevó a cabo un hijo de Sulayman ben Yaqzan, antiguo gobernador de la ciudad y aliado de Carlomagno, que se sublevó en Barcelona y se apoderó de Zaragoza y Huesca. Fue derrotado y muerto al año siguiente en una breve campaña. Por último, en 796 los bereberes de un distrito de la Serranía de Ronda se levantaron en armas y fueron aniquilados por las tropas omeyas.

La relativa paz interior en al-Andalus permitió a Hisham I realizar la guerra santa, con campañas veraniegas (aceifas), contra el reino de Asturias. Así, en la primavera de 791, dos ejércitos musulmanes marcharon contra Vermudo I “el Diácono”. Uno de ellos subió por el valle del Ebro hasta llegar a Álava donde infringió una grave derrota a los cristianos. El otro marchó hacia Galicia y encontró al rey asturiano cerca de Villafranca del Bierzo. El enfrentamiento se saldó con una aplastante victoria de los musulmanes. En 792, ya en tiempos de Alfonso II, Álava volvió a ser atacada y saqueada. En 793, Hisham I envió tropas contra Gerona, enclave del reino franco de Aquitania desde 785. No pudieron apoderarse de la plaza, pero sus murallas fueron derruidas y la guarnición franca diezmada. A continuación, las tropas musulmanas cruzaron los Pirineos e intentaron tomar Narbona sin conseguirlo, sólo pudieron devastar sus alrededores. Prosiguieron los musulmanes su avance hacia Carcasona hasta que se encontraron con las tropas enviadas por el rey Luis de Aquitania que mandaba Guillermo, duque de Tolosa. La batalla se dio en las cercanías de Villedaigne y fue un desastre para los francos. Cargados de un gran botín, los musulmanes regresaron a Córdoba. En 794 se produjo el primer desastre de las armas omeyas. Dos columnas participaron en la aceifa de aquel año, una recorrió Álava y la otra saqueó Oviedo. Al emprender el regreso a Córdoba, Alfonso, que hasta el momento no había dado señales de vida, sorprendió en una comarca pantanosa al ejército musulmán y lo aniquiló. En 795, los ejércitos de Hisham I volvieron a enfrentarse victoriosamente a los asturianos. Por segunda vez Oviedo fue saqueada y Alfonso obligado a huir hacia las montañas. La llegada del invierno forzó la retirada de las tropas musulmanas.

Durante su reinado, Hisham I frecuentó a teólogos, juristas y a otros personajes religiosos. Muchos de ellos, alentados por el emir, habían peregrinado a los santos lugares del islam. De Medina trajeron las enseñanzas del imam Malik ben Anas referentes a la aplicación práctica del derecho religioso. El imam proponía conservar el puro legado de la época del Profeta, permitiendo recurrir, además del Corán, a la Sunna (conjunto de dichos y hechos de Mahoma) para realizar los dictámenes jurídicos. Esta doctrina político-religiosa la plasmó el imam en su obra llamada “al-Muwatta” y la escuela jurídica a la que dio origen se llamó “malikí”. El malikismo se extendió principalmente por el norte de África y en al-Andalus tuvo el apoyo expreso de Hisham I.

En abril de 796, después de poco más de siete años de reinado, murió el emir omeya.

Sucesos contemporáneos

Reyes y gobernantes coetáneos

Arriba