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Muhammad II al-Faqih
Emir de Granada (1236<1273-1302>1302)

Genealogía


Su reinado

Muhammad II nació en 1236 y era el segundo hijo de Muhammad I “Ibn al-Ahmar”, primer emir de la dinastía nazarí de Granada. En 1257, el emir había nombrado heredero a su primogénito Yusuf y en segundo lugar a Muhammad. Ello provocó una grieta en las relaciones entre Abú l-Hassan Alí ben Asqilula, patriarca de la poderosa familia de los Banu Asqilula, y Muhammad I porque habían pactado que el reino granadino, que habían fundado juntos, sería repartido entre los descendientes de ambos. Aun así, cuando Yusuf murió en 1258, el emir no cambió de opinión y Muhammad ocupó el lugar de su hermano en la línea de sucesión. La ruptura definitiva se produjo en 1266 cuando los Banu Asqilula se sublevaron porque vieron amenazado su poder al entregar el emir el control del ejército a los benimerines.

En 1273 murió Muhammad I y su hijo Muhammad II subió al trono. Pero antes de esa fecha había participado al lado de su padre en las tareas de gobierno y en campañas militares. Además, había adquirido amplios conocimientos jurídicos y religiosos que le valieron el sobrenombre de al-Faqih (doctor en leyes musulmanas).

La necesidad de acabar con la rebelión de los Banu Asqilula hizo que en diciembre de aquel año Muhammad II, a pesar de que los acuerdos suscritos en años anteriores habían sido incumplidos por ambas partes, volviera a renovar el tratado de paz de Benzaide con Alfonso X “el Sabio”, rey de Castilla y León. Por él, el castellano-leonés recibiría las parias atrasadas y trescientos mil maravedíes al año. Además, el emir granadino rompería con los nobles castellanos rebeldes a Alfonso X que le servían en Granada. Por su parte, Muhammad II conseguiría que Alfonso X dejara de apoyar la rebelión de los Banu Asqilula, que deberían someterse al emir granadino antes de terminar el plazo de un año.

En 1274, cuando terminó el plazo acordado, Alfonso X pidió que la paz se prolongara dos años más. Ante el nuevo incumplimiento, que tendría como consecuencia la continuación de la rebelión de los Banu Asqilula, Muhammad II solicitó la ayuda a los benimerines (también llamados meriníes) del norte de África. Casi al mismo tiempo, los Banu Asqilula, que tampoco se encontraban seguros con su alianza con los cristianos, también solicitaron el auxilio de los africanos.

En la primavera de 1275, respondiendo a la llamada de auxilio de los dos bandos musulmanes enfrentados, las tropas meriníes, al mando del hijo del emir Abú Yusuf Yaqub, desembarcaron en Algeciras y Tarifa, cedidas por Muhammad II, y atacaron los territorios cercanos a ambas ciudades y a Jerez. En julio, cuando el heredero y regente de Castilla Fernando de la Cerda se disponía a ponerse al mando de las tropas para luchar contra los benimerines murió en Villa Real (Ciudad Real) de forma repentina. En agosto el emir meriní atravesó el estrecho de Gibraltar y recibió en su campamento cercano a Algeciras a Muhammad II y a los líderes de los Banu Asqilula. El trato amigable que dispensó a los rebeldes y la frialdad que demostró al nazarí hizo que este regresara enojado a Granada. A continuación, con la participación de los Banu Asqilula, los benimerines atacaron y asolaron las comarcas de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Jaén. En septiembre se enfrentaron y derrotaron a los cristianos en Écija. En la batalla murió Nuño González de Lara, ya vuelto a la obediencia de Alfonso X, siendo su cabeza cortada y enviada a Granada. Muhammad II se apiadó del que había sido su aliado y mandó que su cabeza fuera devuelta a su familia. Pocas semanas después, Muhammad II participó junto con benimerines y Asqilulas en la derrota que sufrieron los cristianos en las cercanías de Martos. En la batalla murió Sancho de Aragón, arzobispo de Toledo.

En enero de 1276, Abú Yusuf, acuciado por problemas en su reino y por un posible bloqueo del estrecho de Gibraltar por la flota castellana, dio fin a la campaña y regresó al Magreb (norte de África) cargado de un inmenso botín compuesto de ganado y cautivos. Pero antes de su partida, en el mismo mes, concertó una tregua de dos años con Alfonso X, que había regresado enfermo a Castilla. Tregua a la que tuvo que adherirse Muhammad II porque, aunque escasamente, había participado en la campaña, y porque, a su pesar, había convertido Granada en un reino tutelado por el emir meriní, al que había cedido por tiempo indefinido las plazas de Algeciras y Tarifa.

En junio de 1277, antes de que concluyese la tregua del año anterior y sin que hubiera llamada de los musulmanes peninsulares, el emir Abú Yusuf volvió a desembarcar en Algeciras para realizar una segunda expedición. En una primera fase atacó Sevilla y siguió con el saqueo y destrucción de las villas amuralladas de Alhadrín, Alcalá del Río, Guillena y Cantillana, junto al Guadalquivir. Los Banu Asqilula participaron en esta fase donde murió Abú Muhammad Abd Allah, yerno de Muhammad II. En septiembre desembarcaron nuevas tropas al mando de Abú Yaqub, hijo del emir, que en una segunda fase arrasaron el territorio jerezano y destruyeron El Puerto de Santa María, Rota, Chipiona, Sanlúcar de Barrameda y volvieron a asolar las cercanías de Sevilla. En esta fase, los benimerines también contaron con los Banu Asquilula pero no con tropas del reino de Granada, que tampoco estuvieron en la primera. En una tercera fase, benimerines y nazaríes asolaron los territorios de Córdoba, Porcuna, Arjona, Jaén.

En febrero de 1278, el gobernador Asqilula de Málaga, Muhammad ben Abi Muhammad, entregó la ciudad al emir meriní porque temió que Muhammad II la tomara.

También en aquel mes, el emir Abú Yusuf concedió una tregua a Alfonso X, que igualmente firmó el nazarí a pesar de no haber intervenido en las dos primeras fases de la campaña. Abú Yusuf, antes de regresar al Magreb, cedió parte del botín conseguido a Muhammad II.

La entrega de Málaga a los benimerines hizo que Muhammad II temiera por la integridad de su reino. Para evitarlo pactó con Alfonso X la expulsión de los africanos y acordó con emir de Tremecén (norte de África) que atacara la frontera este del reino meriní. En agosto, una flota castellana bloqueó el puerto de Algeciras para evitar que los africanos utilizasen aquella plaza como base de sus desembarcos.

En febrero de 1279, mientras las tropas castellanas, al mando del infante Pedro, hijo de Alfonso X, comenzaban el asedio de Algeciras por tierra con todo tipo de máquinas de asalto, Muhammad II obligaba al gobernador meriní de Málaga, aislado y sin posible apoyo, a cederle la plaza a cambio de Salobreña, Almuñécar y cincuenta mil dinares. A continuación nombró gobernador de Málaga a su cuñado Abú Said Faray.

En julio, la falta de dinero para pagar soldadas y alimentos, las enfermedades y la destrucción de la flota castellana por el ataque de las galeras meriníes provocaron el fracaso del asedio a Algeciras y el levantamiento apresurado del campamento por el infante Pedro, que huyó a Sevilla dejando abandonados máquinas y pertrechos. La flota meriní estuvo reforzada por naves procedentes de Almería, Almuñécar y Málaga porque el emir Abú Yusuf había prometido a Muhammad II que le entregaría Algeciras cuando los castellanos levantaran el cerco. Un mes después, Abú Yaqub, hijo del emir meriní, que no había cumplido la promesa de su padre de ceder Algeciras a Muhammad II, pidió a este que le devolviera Málaga. La negativa del nazarí provocó que otro hijo del emir meriní atacara Marbella y asediara Ronda, aunque sin éxito. Además, los benimerines hicieron una alianza con Alfonso X y con los Banu Asqilula contra Granada.

En junio de 1280, tropas de la orden de Santiago, sin la presencia de Alfonso X que permanecía enfermo en Córdoba, apoyadas por los Banu Asqilula fueron derrotadas en Moclín, a pocos kilómetros de Granada, por las tropas de Muhammad II. Sólo la actuación del infante Sancho, hijo de Alfonso X, logró evitar que la derrota se convirtiese en una carnicería. A continuación, rehecha la hueste, el infante Sancho asoló la Vega de Granada y regresó a Córdoba.

Entre marzo y abril de 1281, Alfonso X, con los Banu Asqilula de Guadix, atacó Granada, pero Muhammad II consiguió rechazar la embestida con la ayuda de un pequeño contingente meriní que lo apoyaba.

En abril de 1282, la negativa de Alfonso X a nombrar heredero a su hijo el infante Sancho para decantarse por el hijo mayor de su difunto heredero el infante Fernando de la Cerda provocó la ruptura entre padre e hijo, y como consecuencia el estallido de la guerra civil en Castilla. Ello debilitó las acciones guerreras de Alfonso X contra el reino nazarí de Granada, aliviando así el peligroso aislamiento que sufría Muhammad II. Para defenderse de su hijo, Alfonso X pidió la ayuda del papa y de los reyes cristianos, pero estos se negaron o no contestaron. Solamente el emir Abú Yusuf atendió su llamada de auxilio y cruzó el Estrecho en agosto. Ante aquella alianza, el infante Sancho pactó con Pedro III de Aragón y con Muhammad II, al que en diciembre cedió la fortaleza jiennense de Arenas.

A principios de 1283, Muhammad II consiguió recuperar las plazas de Almuñécar y Salobreña que estaban en poder de los benimerines desde 1279.

En abril, Abú Yusuf, además de auxiliar a Alfonso X contra su hijo el infante Sancho, fue también contra Muhammad II para recuperar Málaga, pero sólo pudo apoderarse de Coín y Fuengirola. El emir nazarí logró salvar su difícil situación consiguiendo la reconciliación con Abú Yusuf por medio de la mediación del hijo del meriní, Abú Yaqub.

Tras la muerte en abril de 1284 de Alfonso X y la subida al trono de Castilla y León de Sancho IV, Muhammad II se dispuso a acabar con la rebeldía de los Banu Asqilula, que conservaban Comares y Guadix. De la primera se apoderó sobornando a la guarnición después de la muerte de su gobernador. Los de Guadix pidieron la protección de los benimerines, después de que se la negaran Sancho IV y Pedro III de Aragón.

En abril de 1285, el emir Abú Yusuf, tras la altiva contestación que dio Sancho IV a los embajadores meriníes sobre la política que mantendría con los musulmanes, volvió a cruzar el Estrecho e inició una serie de correrías por tierras de Vejer, Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules que terminaron en el asedio a Jerez. Pero la llegada de Sancho IV hizo que el emir levantara el cerco. En octubre, la proximidad del invierno y la presencia de una potente flota castellana en la zona del Estrecho fueron razones suficientes para que el emir benimerí firmara la paz con Sancho IV. Tras lo cual, a finales de año, Abú Yusuf quiso afianzar sus posesiones en al-Andalus y mandó contingentes a Coín y a Estepona para que se establecieran en sus alrededores, pero evitando la confrontación con los nazaríes.

En marzo de 1286 murió en Algeciras el emir Abú Yusuf. Su hijo y sucesor Abú Yaqub, ante las revueltas internas en su reino y los ataques del sultanato vecino de Tremecén, decidió concentrar sus esfuerzos en atajarlos y aparcar los asuntos de al-Andalus. Para ello, en abril de aquel año firmó en Marbella con Muhammad II un tratado de paz por el que cedió todas las plazas que poseía en la Península excepto Algeciras, Tarifa, Ronda y Guadix. Por la misma razón, en mayo renovó la paz que su padre había firmado con Sancho IV.

En 1287, el gobernador Asqilula de Guadix, ante la amenaza de Muhammad II y la falta de apoyo de Sancho IV, puso la ciudad bajo el dominio del emir Abú Yaqub. Pero en marzo del año siguiente, el emir meriní entregó la plaza a Muhammad II. En compensación por su abandono, los Banu Asqilula recibieron en el Magreb la ciudad de Qasr Kutama (la actual Alcazarquivir).

En febrero de 1291, ante la casi certeza de una invasión del emir meriní motivada por la actitud agresiva de Sancho IV contra las posesiones benimerines de Algeciras y Tarifa, Muhammad II envió a Sancho IV una propuesta para iniciar negociaciones de paz y defensa. En abril se cumplió la previsión del nazarí cuando las tropas del emir Abú Yaqub cruzaron el Estrecho y asolaron la comarca de Jerez. Al mes siguiente, Sancho IV firmó el acuerdo ante un embajador nazarí. Por él, Muhammad II aportaba tropas y barcos. En agosto, la flota castellana reforzada con barcos nazaríes derrotó ampliamente a la de los benimerines en el Estrecho. Como consecuencia, el emir quedó incomunicado con sus plazas en la Península. En septiembre, una vez rehecha la flota, volvió a desembarcar en Tarifa y puso sitio a Vejer, pero en diciembre la falta de víveres y la llegada del invierno le obligó a levantar el sitio y regresar al Magreb.

En la primavera de 1292, Sancho IV concentró en Sevilla sus tropas y las flotas de Castilla y Aragón para atacar a los benimerines. En un principio el plan era cercar Algeciras, pero luego se dispuso que fuera Tarifa la acosada. En junio, las flotas y las tropas cristianas, apoyadas por las de Muhammad II, cercaron la ciudad. Al mismo tiempo, tropas nazaríes se apoderaron de Estepona, que estaba bajo la influencia meriní. En septiembre, los cercados de Tarifa, que estaban escasos de alimentos, no pudieron resistir las acometidas de los aliados y se rindieron. En octubre, después de negociar las capitulaciones, Sancho IV entró en la ciudad y puso una guarnición al mando de Rodrigo Pérez Ponce, maestre de Calatrava.

A finales de diciembre, Muhammad II, por mediación de una embajada, pidió en Córdoba a Sancho IV la cesión de Tarifa a cambió de varios castillos y una gran cantidad de dinero. La negativa del castellano-leonés provocó que el nazarí enfriara su alianza con Castilla y enviara una embajada a Fez para abrir negociaciones con los benimerines.

En junio de 1293, el regreso de la embajada sin resultados concretos obligó a Muhammad II a llevar las negociaciones personalmente. Por ello marchó en octubre a Tánger para entrevistarse con el emir Abú Yaqub. En noviembre regresó el nazarí con un acuerdo de reparto de territorios después de ser conquistados: Algeciras y Ronda serían para Muhammad II y Tarifa, se supone, para Abú Yaqub.

A principios de 1294, las tropas del emir meriní cruzaron el Estrecho y pusieron sitio a Tarifa en abril. Con los benimerines venía el infante Juan, hermano de Sancho IV, que se había puesto al servicio Abú Yaqub. En agosto, al no poder conseguir la plaza defendida por su alcaide Alonso Pérez de Guzmán, los benimerines decidieron aceptar la propuesta del infante Juan que consistía en amenazar al alcaide con la muerte de su hijo menor, que lo acompañaba, si no rendía la plaza. Amenaza que el infante cumplió ante la negativa de Pérez de Guzmán, que sería llamado Guzmán “el Bueno” por su sacrificio. La peste, la falta de avituallamientos y la inminente llegada de la flota aragonesa, que Sancho IV tuvo que pagar, hicieron que los benimerines realizaran un último intento para rendir Tarifa. Se enfrentaron en campo abierto a las tropas cristianas y fueron derrotados. Como consecuencia, levantaron el asedio y volvieron a África. El infante Juan huyó a Granada. En aquella campaña las tropas nazariés no intervinieron porque Muhammad II permaneció en Granada simulando una enfermedad y su hijo, que mandaba el ejército, no salió de Málaga. Los únicos enfrentamientos de los nazaríes contra tropas castellanas, que pudieron servir de excusa a Muhammad II para aplacar al emir meriní que lo acusó de incumplimiento de la alianza, se dieron en la frontera con Murcia.

En 1295, el emir Abú Yaqub, ante el fracaso del asedio de Tarifa y sus problemas internos, decidió en una reunión en Tánger con Muhammad II desvincularse de al-Andalus y ceder al nazarí todas sus posesiones. La recuperación de las plazas, excepto la de Ronda que se había declarado independiente, la liquidación de la sublevación de los Banu Asqilula y la pacificación del reino permitió a Muhammad II expansionarse a costa de la débil Castilla que tenía un nuevo rey, Fernando IV de casi diez años de edad, que había sucedido a su padre Sancho IV fallecido en abril.

En mayo, Muhammad II propició la invasión de Castilla por un ejército con mayoría de tropas nazaríes, al mando del infante Juan que quería proclamarse rey de Castilla y de León.

A finales de noviembre, Muhammad II emprendió una campaña contra Castilla que le permitió conquistar Quesada (Jaén) y veintidós castillos más. El gran maestre de Calatrava, que dirigió el contrataque castellano, fue derrotado y mortalmente herido en la batalla de Iznalloz (Granada).

En abril de 1296, Muhammad II, que no había conseguido que sus tropas de Málaga tomaran la plaza de Ronda, entró en la ciudad después de haber negociado con sus gobernadores una exención de impuestos y la salida de los guerreros africanos instalados en la comarca por el nazarí, que habían cometido numerosos excesos. Eran los "guza" (combatientes de la fe).

En mayo, los éxitos logrados por Muhammad II llevaron a Jaime II de Aragón, que había declarado la guerra a Castilla, a firmar en Orihuela un tratado de paz con el nazarí. Con ello consiguió la no intervención de Muhammad II en su ataque a la región de Murcia, perteneciente a Castilla, que había iniciado en abril.

En octubre, el infante Enrique, tío del difunto Sancho IV, intentó firmar una paz con Muhammad II a cambio de venderle la plaza de Tarifa; venta que tenía la oposición de María de Molina, tutora de Fernando IV. Antes de regresar a Castilla, el infante, presionado por Alonso Pérez de Guzmán y por otros caballeros, se enfrentó a los nazaríes en una batalla que se dio cerca de Arjona (Jaén). El infante Enrique fue derrotado, su campamento saqueado y no perdió la vida gracias a la actuación de Alonso Pérez.

En 1297, Muhammad II pudo llegar y asolar con escasa resistencia los alrededores de Sevilla debido a que la derrota castellana de Arjona le había dejado el campo libre.

En 1299, las incursiones exitosas de los nazaríes en territorio castellano hizo que el infante Enrique intentara de nuevo, sin conseguirlo, un acuerdo de paz.

En junio de 1300, Muhammad II, que había invadido Castilla con ocho mil jinetes, tomó Alcaudete (Jaén) tras cuatro días de lucha. Después cruzó el río Guadalquivir y devastó los alrededores de Andújar (Jaén). Un mes más tarde hizo lo mismo con Martos (Jaén) para continuar hasta la ciudad de Jaén, cuyos arrabales ocupó. Los castellanos intentaron pactar una paz, pero no lo consiguieron. Fue el infante Juan, ya reconciliado con Fernando IV, el que, gracias a su amistad con Muhammad II, consiguió detener la ofensiva nazarí.

En septiembre de 1301, Jaime II de Aragón, después de haber enviado varias veces a su embajador a Granada durante el año anterior, firmó en Zaragoza la renovación del tratado de paz con el reino nazarí. En él, se reconoció el derecho de Muhammad II sobre Tarifa, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules y Vejer.

En enero de 1302, el emir nazarí ratificó en Granada el tratado de paz con Aragón. En abril, víctima de una enfermedad, murió Muhammad II cuando preparaba una nueva campaña contra Castilla. Algunas fuentes afirman que murió envenenado por su hijo y sucesor Muhammad III.


Sucesos contemporáneos

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Reyes y gobernantes coetáneos (sólo en la Península Ibérica y Baleares)

Castilla y León:  

Reyes de Castilla y León.

Alfonso X "el Sabio" (1252-1284).
Sancho IV "el Bravo" (1284-1295).
Fernando IV "el Emplazado" (1295-1312).

Aragón:

Reyes de la Corona de Aragón.

Jaime I "el Conquistador" (1213-1276).
Pedro III "el Grande" (1276-1285).
Alfonso III "el Liberal" (1285-1291).
Jaime II "el Justo" (1291-1327).

Navarra:

Reyes de Navarra.

Enrique I "el Gordo" (1270-1274).
Juana I (1274-1305) casada con Felipe I ( 1284-1305) (futuro Felipe IV "el Hermoso" de Francia).

Condados catalanes
no integrados en la
Corona de Aragón:

Condes de Ampurias.

Hugo V (1269-1277).
Ponce V (1277-1313).

Condes de Pallars-Sobirá.

Arnaldo Roger ( 1256-1288).
Ramón Roger I (1288-1294).
Sibila (1295-1297).
Sibila y Hugo de Mataplana (1297-1329).

Mallorca:

Rey de Mallorca.

Jaime II (1276-1311).

Portugal:

Reyes de Portugal.

Alfonso III (1247-1279).
Dionisio I "el Labrador" (1279-1325).

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