Genealogía

Su reinado

Ramiro II heredó el trono de León cuando su hermano Alfonso IV se retiró al monasterio de Sahagún tras el fallecimiento, en 930, de su esposa Oneca de Pamplona. El arrepentimiento de su decisión provocó una lucha fratricida que duró un año y acabó con la prisión y ceguera de Alfonso IV. La ayuda que le había prestado el conde castellano Fernán González hizo que Ramiro II lo reconociese como conde de toda Castilla, concentrando el mando en una sola persona.

Su primera campaña contra el califato la realizó para ayudar a los rebeldes de Toledo, que llevaban casi dos años sitiados por los ejércitos de Abd al-Rahman III. Atravesando la sierra de Guadarrama, tomó la fortaleza de Magerit (Madrid) y volvió a su reino sin conseguir levantar el cerco.

En 933 Fernán González pidió la ayuda del rey ante la inminente llegada de un ejército del califa que avanzaba contra Osma y San Esteban. Juntos consiguieron infringir una grave derrota a los musulmanes ante las murallas de Osma. Al año siguiente el califa volvió a atacar, pero esta vez Ramiro II, que no estaba preparado, rehusó la batalla y se encerró en la fortaleza de Osma. Abd al-Rahman III, dejando parte de su ejército para hostigarlo, se dirigió contra Pamplona, pero la reina Toda, que gobernaba en nombre de su hijo García Sánchez I, se sometió al califa y consiguió que no entrara en la ciudad. Abd al-Rahman III continuó su campaña arrasando las tierras de Álava y la terminó destruyendo Burgos.

Durante unos años las fronteras del reino leonés se mantuvieron tranquilas. La guerra se había trasladado al valle del Ebro, donde la familia gobernante de los Banu Qasi había sido sustituida por la de los Tuyibíes. Ante el poderío de Pamplona y León, Abu Yahya, jefe de esta familia, se había puesto bajo la protección del rey leonés. En 936, Abu Yahya rompió con el califa, y con la ayuda de Ramiro derrotó a los que no estaban de acuerdo con su política. Abd al-Rahman III ocupó todo el año de 937 en sofocar la rebelión, aunque mantuvo al rebelde en su puesto cuando lo logró.

En 939, Abd al-Rahman III se puso al frente de un potente ejército y se dirigió contra León; el encuentro se produjo en Simancas y las fuerzas califales sufrieron una gran derrota. El propio califa tuvo que huir dejando atrás todos sus tesoros. Diez días más tarde, cuando el resto del ejército musulmán estaba a punto de entrar en sus tierras, fue aniquilado por leoneses, castellanos y pamploneses, con su rey García Sánchez I a la cabeza.

La nueva correlación de fuerzas posibilitó que Ramiro II pudiese continuar la tarea de repoblación, que había estado estancada desde 912. Pobló, entre otras, las ciudades de Salamanca, Ledesma y Baños. Para reforzar la línea del Duero, Ramiro II creó, entre los ríos Pisuerga y Carrión, el condado de Monzón y se lo cedió a Assur Fernández, magnate castellano que se había distinguido en Simancas. Este condado cerraba el paso a la expansión del condado de Saldaña situado en la parte alta del Pisuerga. El problema se repitió, pero a la inversa, cuando el conde Fernán González avanzó hacia Somosierra y repobló la antigua ciudad de Sepúlveda, cerrando los posibles avances del conde de Monzón. Este asunto debió ser el detonante del malestar entre Ramiro II y Fernán González. En 943, el conde de Saldaña y Fernán González se enfrentaron a Ramiro y la lucha acabó, al año siguiente, con la prisión de los condes y el reemplazo en el condado de Castilla por el infante Sancho. En 945, Fernán González recobró la libertad, pero no el título y sus bienes. Fue en 947 cuando el rey lo llamó y recuperó su título. La amistad con Ramiro quedó sellada con el matrimonio entre el heredero leonés, el futuro Ordoño III, y Urraca, hija de Fernán González.

Entre 940 y 950, todos los ataques de los ejércitos musulmanes se dirigieron hacia la zona occidental del reino leonés. Los que se realizaron en 944 y 947, penetraron profundamente en Galicia. Estas acciones contaron con la ayuda de rebeldes gallegos que más tarde fueron apresados y ejecutados en León.

Una vez conseguida la paz interior, Ramiro II, que desde los tiempos de Simancas había permanecido inactivo a pesar de los continuos ataques de los musulmanes, realizó en 950 una expedición que llegó hasta Talavera. Después de volver victorioso a León, en un viaje por Asturias se sintió enfermo. Volvió rápidamente a León y allí, en 951, abdicó en su hijo Ordoño y a los pocos meses murió.

Sucesos contemporáneos

Reyes y gobernantes coetáneos

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