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Carlos III "el Noble"
Rey de Navarra (1361<1387-1425>1425)
Genealogía
Su reinado
Carlos III, tercer rey de la dinastía Evreux, nació en julio de 1361 en Mantes (Isla de Francia). Era hijo del rey Carlos II “el Malo” de Navarra y de Juana, hija del rey Juan II de Francia. Cuando tenía tres meses de edad, su padre, que necesitaba regresar a Navarra, lo dejó en Melun (Isla de Francia) al cuidado de su hermana Blanca, viuda del rey Felipe VI de Francia. Allí, cumplidos los tres años, fue jurado heredero al trono por los navarros.
En agosto de 1373, su padre se había entrevistado en Briones (La Rioja) con el rey Enrique II de Castilla y de León para firmar un tratado de paz. Como garantía de cumplimiento acordaron el matrimonio entre el infante Carlos y Leonor de Trastámara, hija del rey castellano-leonés, que recibiría una dote de ciento diez mil doblas castellanas. Se estipuló que si el matrimonio tuviera hijos varones, heredarían el trono de Navarra, aunque su padre muriese antes de reinar; y a falta de un infante primogénito en Castilla y de otros hijos legítimos de Enrique II, la infanta Leonor heredaría la corona de Castilla y León excluyendo a cualesquier otro heredero. Al mes siguiente, desde aquella localidad riojana, el infante Carlos acompañó a Enrique II a Burgos para celebrar sus esponsales con Leonor, dejando para dos años más tarde la ceremonia de las bodas.
En mayo de 1375, como estaba estipulado, se celebraron en Soria las bodas de los infantes. Y en junio, las Cortes de Castilla reconocieron al infante Carlos, como consorte de Leonor, los derechos al trono castellano en el caso de que muriera el primogénito. Los infantes permanecieron en Castilla hasta finales de 1376.
En enero de 1378, Carlos II, que no podía ausentarse de Navarra por la situación cambiante de las relaciones internacionales, envió a Francia al infante Carlos para que le sustituyera ante el rey Carlos V en la reactivación de las negociaciones sobre la revocación de permutas de villas y territorios pertenecientes al rey navarro en aquel reino. Cuando el infante cruzaba Francia con su séquito fue apresado, junto con sus hermanos Pedro y Bona, por orden del rey francés, que, además, confiscó los bienes de Carlos II en Francia alegando que se constituía en guardián de la herencia de sus sobrinos. El motivo fue el descubrimiento de unas intrigas y traiciones perpetradas entre Carlos II y Ricardo II de Inglaterra que afectaban gravemente a Francia y a Castilla.
En marzo de 1379, en presencia de Enrique II, los procuradores enviados por Carlos II firmaron en Briones un humillante tratado de paz que ponía al rey navarro a merced del castellano-leonés y lo inmovilizaba completamente tanto en su reino como en Francia. Por el tratado se anulaban las anexiones navarras del tratado de Libourne de 1366; se supeditaban las alianzas de Navarra a las políticas de Castilla, se obligaba a Navarra a romper cualquier trato con Inglaterra; y a no acoger a ningún enemigo de Castilla. Además, los castillos y villas navarras de Tudela, Estella, Viana y Lerín y el riojano San Vicente de la Sonsierra, entre otros, que habían sido conquistados por el infante castellano o por Enrique II en Navarra, quedarían como garantía en poder del rey de Castilla por diez años, y sus vecinos jurarían fidelidad al rey castellano-leonés si el rey de Navarra quebrantase las cláusulas del tratado.
En septiembre de 1380, la muerte de Carlos V y la subida al trono de Francia de su hijo Carlos VI cambió la situación del infante Carlos, que, aunque había sido tratado con todos los honores durante su cautiverio, ya que era invitado a ocupar puestos de privilegio junto al rey en las ceremonias de la corte francesa, no dejaba de ser un prisionero.
En febrero de 1381, Carlos VI otorgó al infante Carlos la administración de todos los bienes confiscados para que pudiera mantener su posición social. Por aquellos bienes, en julio, el infante navarro prestó homenaje al rey francés, que, además, le concedió que pudiera percibir las rentas de los mismos desde el día en que fueron confiscados hasta la fecha de la rehabilitación.
En agosto, el señorío de Montpellier (actual Francia), que también había sido devuelto al infante Carlos, fue nuevamente ocupado por el duque de Berry en nombre del rey francés.
En octubre, el infante Carlos fue liberado gracias, entre otras razones, a las gestiones que hizo Juan I, nuevo rey de Castilla y de León desde mayo de 1379, a instancias de su hermana Leonor, casada con el infante. A continuación, acompañado de un numeroso séquito, se puso en camino hacia Navarra deteniéndose en Aviñón y Montpellier, donde el duque de Berry le devolvió la administración de la ciudad. Luego pasaron por Barcelona y Zaragoza. En Caparroso (Navarra) se produjo el encuentro entre padre e hijo, y juntos llegaron en diciembre a Pamplona. Después de las Navidades de aquel año, el infante Carlos emprendió una peregrinación a Santiago que lo llevó primeramente a Valladolid, donde se reunió con su esposa Leonor de Trastámara.
En febrero de 1382 llegó a Santiago y, apremiado por su padre para que regresara a Navarra, tuvo que iniciar el regreso. Pasó nuevamente por Valladolid y llegó a Pamplona a principios de abril.
En ese mes, un enfermizo Carlos II recibió en Pamplona al legado del papa cismático de Aviñón (actual Francia), Clemente VII, y en junio al de Roma, Urbano VI. Con ambos mantuvo su ambigüedad respecto al Cisma que sufría la Iglesia. Esta actitud suscitó los recelos de Carlos VI, que era partidario del primero. Por ello, con el pretexto de supuestos abusos por parte de los oficiales del infante Carlos, procedió en octubre a la confiscación definitiva de Montpellier. Al mes siguiente, el infante Carlos, acompañado del obispo de Pamplona, viajó a Castilla para asistir al nacimiento de Juana, su primogénita.
En mayo de 1383, el infante Carlos, que permanecía en Castilla, asistió en Badajoz a la boda del rey Juan I con Beatriz, de diez años de edad, hija y heredera del rey Fernando I de Portugal. Poco después se puso de manifiesto la buena relación entre los dos cuñados cuando el infante Carlos ayudó al rey castellano-leonés a someter la rebelión de su hermanastro el conde de Noreña en Gijón (Asturias).
En octubre, el infante Carlos logró que alguna de las cláusulas más perjudiciales para Navarra del tratado de Briones, firmado con Castilla, fueran rectificadas mediante el tratado de El Espinar (Segovia). Por él, consiguió que los castellanos tendrían que abandonar antes del plazo los castillos que tenían en prenda, menos Tudela y San Vicente de la Sonsierra. Pero la inclusión de una cláusula por la que Carlos II debería prestar adhesión al papa cismático de Aviñón, impidió que el rey navarro lo ratificara.
En otoño de 1384, a pesar de que el tratado de El Espinar no había tenido efecto, el infante Carlos prestó ayuda a su cuñado en la guerra contra Portugal. Asistió con sus tropas a los asedios de Coimbra y Lisboa hasta que la peste se cebó en los sitiadores obligando a los castellanos y navarros a levantar los sitios. Durante el transcurso de estos hechos bélicos, nació en Castilla su segunda hija, María.
En marzo de 1385, Carlos VI, con el pretexto de haber descubierto una nueva conspiración de Carlos II para envenenar a los duques de Berry y Borgoña, procedió a la anulación del gobierno de los dominios otorgado al infante Carlos, y le privó de nuevo de todas sus rentas en tierras francesas. Con ello, procedió a la definitiva anexión de las posesiones navarras en Francia, excepto Cherburgo.
En agosto, el infante Carlos no llegó a tiempo con sus tropas para participar en la batalla de Aljubarrota (Portugal) donde Juan I fue derrotado por los portugueses, y con ello perdió toda opción de ser rey de Portugal.
También en ese mes, aunque con muchas dudas de los historiadores en la fecha, nació en Castilla la futura reina de Navarra, Blanca, tercera de las hijas de los infantes Carlos y Leonor.
En enero de 1386, Carlos II de Navarra, en compañía del infante Carlos, firmó unas capitulaciones en Estella que pusieron fin a las duras condiciones impuestas en la paz de Briones. Se devolverían las villas y castillos que estaban en rehenes, excepto Estella, San Vicente y Tudela; se impediría el paso por el reino navarro a futuras invasiones inglesas; y Carlos II reconocería como papa legítimo a Clemente VII. Este último punto no llegó a cumplirse. Al mes siguiente se firmó la condonación de las deudas entre Carlos II y Juan I. Con ello, el castellano-leonés se libró de pagar la dote por su hermana Leonor casada con el infante Carlos.
En enero de 1387 murieron Carlos II de Navarra y Pedro IV de Aragón. El infante Carlos, que estaba en Valladolid participando en la guerra contra Portugal, tras recibir la noticia de la muerte de su padre fue inmediatamente proclamado rey de Navarra. A continuación regresó a su reino, y tres meses después lo hizo la reina Leonor, a la que asignó veinte mil florines sobre las rentas de varias villas, entre las cuales estaban Olite y Puente la Reina.
En agosto, Juan I, como muestra de la excelente relación entre los dos reyes, entregó al nuevo monarca navarro los lugares de Tudela, San Vicente y Estella que el reciente acuerdo firmado en este último lugar los habían dejado en poder de Castilla.
En febrero de 1388, Carlos III de Navarra se entrevistó en Calahorra (La Rioja) con Juan I y firmaron varios acuerdos. Uno de ellos fue el de la extradición de delincuentes. En esa ocasión, al rey navarro le acompañó su esposa Leonor, que al terminar las vistas, pretextando problemas de salud, logró que los dos reyes consintieran su traslado a la corte de su hermano en Castilla con el acompañamiento de sus tres hijas. Se iniciaba así una larga estancia de Leonor en ese reino que duró varios años.
En abril, Carlos III firmó un tratado de paz y alianza con Juan I, nuevo rey de la Corona de Aragón. Para dar firmeza al pacto, se concertó el matrimonio entre la infanta Juana y el infante Jaime, primogénito del rey aragonés. Pero la muerte a los pocos meses del infante aragonés impidió la celebración del matrimonio.
En febrero de 1390, Carlos III declaró su adhesión al papa cismático Clemente VII de Aviñón, en contra del papa de Roma, Urbano VI. Una semana más tarde, sin la asistencia de la reina Leonor, se celebró en Pamplona la ceremonia de coronación de Carlos III, a la que acudió el cardenal aragonés Pedro de Luna como legado del papa de Aviñón. Las causas aducidas por la reina para no volver con su esposo eran varias: trato irrespetuoso, escasez de rentas y falta de diligencia de su marido para averiguar qué hubo de cierto en el supuesto intento de su envenenamiento por parte del físico judío del rey; pero, posiblemente, algunas de las razones pudieran ser la relación que mantenía Carlos III con su amante María Miguel de Esparza, con la que tuvo cinco hijos bastardos a los que honró con diversos nombramientos, o el habitual estado de melancolía de la reina.
En julio fue jurada heredera del trono a la primogénita Juana, que había sido enviada a Pamplona después de que embajadores navarros enviados a Castilla volvieran a intentar, sin éxito, que Leonor regresara. Para convencerla, el Consejo de Castilla había propuesto que se exigieran juramentos y rehenes de que la reina sería bien tratada, pero los embajadores respondieron que el rey estaba dispuesto a hacer todos los juramentos necesarios, pero que no entregaría villas y castillos en rehenes. Sólo lograron el regreso de la infanta.
En febrero de 1391, la reina Leonor participó por primera vez en la política castellana formando parte de una alianza de parientes de Enrique III, nuevo rey de Castilla y León tras la muerte de Juan I en octubre del año anterior, que pretendían hacerse con el poder a través de la regencia del niño-rey.
En ese mismo año, Carlos III creó la Orden de caballería del Lebrel Blanco o de la Buena Fe, con unos estatutos similares a algunas Órdenes francesas.
En diciembre de 1393, Carlos III logró que el rey inglés le devolviera la normanda plaza de Cherburgo (actual Francia) que había sido entregada en prenda, por tres años, por el difunto Carlos II en 1378. El resto de Normandía y otras posesiones de Navarra en Francia continuaban en poder Carlos VI. Para recuperarlas, el rey navarro envió varias embajadas al rey francés para negociar su restitución, pero sin ningún éxito.
En junio de 1394, Carlos III y Enrique III, que había asumido el año anterior la gobernación del reino castellano-leonés ante las luchas de los bandos que se disputaban el poder, firmaron en Valladolid un tratado de paz, ayuda y defensa contra cualquier otro reino, a excepción de Francia. También se estableció que el rey navarro ayudaría al castellano en la represión de los nobles rebeldes. Durante las negociaciones, el rey castellano-leonés se comprometió a entregar a la reina Leonor a su esposo.
En julio, Enrique III, para acabar con la rebeldía decidió encarcelar a sus parientes más peligrosos. Uno de ellos era su tía Leonor, que se había refugiado en Roa (Burgos) después de haber participado en casi todas las conspiraciones. En el mes siguiente, Enrique III cogió prisionera a Leonor y la envió al monasterio de Santa Clara en Tordesillas (Valladolid) a la espera de entregarla a su esposo.
En septiembre, tras la muerte del papa cismático Clemente VII en Aviñón, fue elegido papa el cardenal aragonés Pedro de Luna, que tomó el nombre de Benedicto XIII.
En marzo de 1395, Enrique III llevó a su tía Leonor hasta la frontera con Navarra cerca de Alfaro (La Rioja) y la entregó a su esposo, después de que éste hiciera ante los legados papales: los obispos de Zamora y de Albi (Francia), los juramentos previstos de que honraría a la reina, no ordenaría matarla, ni lisiarla, ni prenderla. A pesar de las malas relaciones que tuvieron durante los años de separación, la armonía matrimonial se restableció. Una prueba de ello fue que, en noviembre, la reina nombró a su esposo gobernador, regidor y administrador general de las villas y fortalezas que poseía en Castilla.
En mayo de 1396, una embajada francesa se presentó ante Carlos III para atraerle a la nueva política propiciada por los duques de Berry, Borgoña y Orleans, que consistía en convencer a Benedicto XIII para que renunciara a la tiara y así poder nombrar un nuevo papa que fuera francés. Pero Carlos III, que era un gran defensor de la legitimidad del papa aragonés, no se doblegó.
En septiembre, Carlos III reunió en Estella a los Tres Estados para que, a falta de un heredero varón, fueran nombradas herederas sucesivas sus cuatro hijas, y para obtener una ayuda de ochenta mil florines para realizar un viaje a Francia.
En mayo de 1397, Carlos III, dejando a la reina Leonor como gobernadora del reino, inició un viaje a Francia acompañado de un numeroso séquito de caballeros, clérigos, físicos, astrólogos, halconeros, pajes, heraldos, plateros, juglares, etc. Carlos III quería prestigiar la corona de Navarra ante la corte de Francia. El motivo del viaje era zanjar definitivamente con Carlos VI el problema de las posesiones navarras en aquel reino, y solventar las discrepancias doctrinales en la cuestión del Cisma. Durante el trayecto, nació en Pamplona su primer hijo legítimo, el infante Carlos. Cuando en julio llegó a París, el agravamiento de la enfermedad mental del monarca francés impidió las negociaciones.
En julio de 1398, Carlos VI anunció oficialmente la sustracción de obediencia a Benedicto XIII, y prohibió a todos sus súbditos obedecerle. En septiembre, tropas francesas se apoderaron de Aviñón y la entregaron a los cardenales franceses contrarios al papa aragonés, que quedó sitiado en su palacio-fortaleza solamente apoyado por los cardenales aragoneses y navarros y por escasas tropas.
En septiembre, Carlos III regresó a Navarra sin ningún resultado positivo y habiéndose gastado una fortuna en fiestas cortesanas y en lujos, de los que era un gran aficionado. A continuación, el infante Carlos fue jurado heredero.
En 1399 nació el infante Luis, segundo hijo varón de Carlos III. También en ese año abdicó Ricardo II de Inglaterra. Al año siguiente, ambos murieron.
En enero de 1402, Carlos III y Martín I “el Humano”, nuevo rey de la Corona de Aragón tras la muerte de su hermano en mayo de 1396, se reunieron entre las plazas de Cortes (Navarra) y Mallén (Zaragoza) para solventar algunos problemas fronterizos; entre ellos, el reconocimiento de la actual villa de Petilla de Aragón (Zaragoza) como lugar perteneciente a Navarra. Además, se revalidó la paz y alianza firmada en 1369 entre ambos reinos. Para ello acordaron el matrimonio de la infanta Blanca con Martín “el Joven”, primogénito del rey aragonés y rey de Sicilia por su matrimonio con la ya difunta reina María. El rey aragonés había descartado a la primogénita navarra Juana por su mala salud y por su difícil carácter. En la misma reunión, se decidió el matrimonio de la infanta Juana con Juan, heredero del condado de Foix, situado en el sur de la actual Francia. El compromiso de Blanca con Martín “el Joven” se hizo realidad cuando se casaron en mayo por poderes. En noviembre la nueva reina se trasladó a Sicilia.
En agosto murió el infante Carlos. Nuevamente la infanta Juana fue reconocida heredera en diciembre, un mes después de haberse casado con Juan, heredero del condado de Foix, con lo que se tuvieron que adaptar a la nueva situación las capitulaciones matrimoniales en lo referente a la sucesión de un futuro heredero del reino navarro, si Carlos III careciese de hijos varones legítimos. La boda se celebró en diciembre en Olite. Al día siguiente, los nuevos esposos fueron reconocidos como herederos del reino después de haber jurado guardar los fueros ante los Tres Estados.
En febrero de 1403, la infanta Juana, hermana de Carlos III y viuda del duque de Bretaña, se casó con el nuevo rey de Inglaterra Enrique IV, hijo del duque de Lancaster, antiguo pretendiente de la corona castellana por su matrimonio con la infanta Constanza, hija del difunto rey de Castilla Pedro I “el Cruel”.
En marzo, el papa cismático Benedicto XIII huyó de su palacio por un agujero en una pared que hicieron los aragoneses. Disfrazado de campesino atravesó el bloqueo de Aviñón y se unió al duque de Orleáns, que le prestó asilo.
En noviembre, Carlos III volvió a Francia para intentar negociar nuevamente la recuperación de sus posesiones en aquel reino. Al no estar seguro del trato que recibiría, había hecho testamento dejado instrucciones secretas para conseguir su rescate en el caso de que fuera hecho prisionero y nombrado gobernadora del reino a su esposa Leonor, que había sido coronada en junio de ese mismo año.
En junio de 1404, Carlos III, una vez desechados los temores respecto a su seguridad, firmó en París un tratado con Carlos VI por el que, en favor del rey francés, renunciaba por sí y por sus sucesores a los derechos al condado de Champaña así como a sus tierras y rentas en los condados de Evreux y Avranchez y demás villas y castillos de Normandía, que de hecho ya no poseía, a excepción de Cherburgo. A cambio, Carlos III recibiría una serie de territorios dispersos agrupados bajo la nominación de ducado de Nemours, que lo convertiría en vasallo de Carlos VI; además, se le pagarían doce mil francos de renta anual por los derechos de los condados de Champaña y Brie; y admitiría doscientos mil escudos por las rentas que habían generados en aquellos años sus propiedades. Por Cherburgo recibiría doscientas mil libras tornesas. Debido a aquel tratado, el rey navarro dejó de titularse conde de Evreux.
En 1406, tras una larga estancia en su ducado de Nemours, Carlos III regresó a Navarra y se involucró en la política peninsular. Ello lo llevó a comprometerse con Castilla para colaborar militarmente en la inminente guerra contra el reino nazarí de Granada. Antes de comenzar el enfrentamiento, en diciembre, murió el rey Enrique III dejando un heredero, Juan, de veintidós meses de edad, aunque los preparativos para la guerra continuaron bajo el mando del infante Fernando, hermano del difunto rey y corregente de Castilla, que compartía cargo con la reina viuda.
En Francia, en 1407, en el contexto de las disputas para acaparar el poder en la regencia por la enfermedad mental de Carlos VI, el duque Luis de Orleans fue asesinado en París por orden del duque Juan de Borgoña. Este hecho dio lugar a una guerra civil entre dos poderosos bandos enemigos: los borgoñones, partidarios de duque Borgoña, y los armañac, a cuya cabeza estaba el nuevo duque de Orleans y conde de Armañac. Carlos III era primo del asesinado duque y del borgoñón, pero partidario de este último, aunque aparentemente mantenía su neutralidad.
En julio de 1409, el rey navarro se trasladó a Francia para intentar mediar entre ellos, pero no obtuvo ningún resultado. En el trayecto se entrevistó con su consuegro Martín I “el Humano” y en Perpiñán (Francia) con el papa Benedicto XIII. Durante la estancia de Carlos III en Francia actuó como gobernadora de Navarra la reina Leonor, aunque esporádicamente ocupó el cargo la infanta Juana cuando la reina estaba ausente atendiendo a sus posesiones en Castilla.
En ese mismo mes, murió el rey Martín I “el Joven” sin descendencia dejando en su testamento que la reina Blanca continuase como regente o lugarteniente en Sicilia. Su suegro Martín I “el Humano”, nuevo rey de Sicilia, como sucesor de su hijo, confirmó a Blanca en la regencia.
En abril de 1410, el corregente infante Fernando de Castilla, al mando de tropas castellanas y navarras, que había reiniciado la guerra contra el reino de Granada después de una tregua de dos años, emprendió el asedio de Antequera (Málaga). Tras numerosos enfrentamientos realizados en las tierras de alrededor durante el asedio, lograron conquistar la ciudad en septiembre. Como anécdota, las crónicas relatan una acalorada disputa entre los soldados castellanos y navarros para determinar quiénes fueron los primeros en escalar la torre principal de la fortaleza; finalmente se estableció que los navarros habían llegado primero.
En mayo, al morir sin descendencia legítima el rey Martín I se abrió en Aragón un interregno que duró dos años en el que se disputaron la corona hasta seis pretendientes, entre ellos el infante Fernando de Castilla, sobrino del difunto rey.
En los primeros días de 1411, el duque de Benavente, que estaba encarcelado por orden del difunto Enrique III, se escapó y se puso bajo la protección de su hermanastra la reina Leonor. Los regentes de Castilla protestaron alegando el incumplimiento de lo pactado en 1388. Carlos III, que acababa de regresar a Navarra, admitió la protesta, pero justificó la decisión de su esposa, garantizó la neutralización política del duque encarcelándolo y prometió entregarlo, pero sin fijar fecha.
En octubre de 1412, el corregente infante Fernando de Castilla, que había sido proclamado rey de la Corona de Aragón después de su elección por el Compromiso de Caspe (Zaragoza), confirmó a la reina viuda Blanca como regente o lugarteniente de Sicilia.
En julio de 1413, la infanta Juana, que estaba casada con el conde Juan I de Foix, murió sin descendencia. Como consecuencia de ello, su hermana Blanca ascendía a ocupar el primer puesto en la sucesión al reino de Navarra, toda vez que la segundogénita, María, había fallecido en 1406.
En abril de 1414, Carlos III, después de entregar al duque de Benavente, previa garantía de que conservaría la vida, firmó en Salamanca con la corregente de Castilla un tratado de paz y amistad que restablecía las buenas relaciones entre los dos reinos, enfriadas por el asunto del duque.
En febrero de 1415 murió en Olite la reina Leonor; y en septiembre, su hija Blanca regresó a Navarra al ser apartada de la lugartenencia de Sicilia por Fernando I de Aragón, que había enviado a su segundo hijo, el infante Juan, para ocuparla y para hacerse con el trono de Nápoles casándose con la reina Juana, hermana del difunto rey Ladislao I. Debido a que el infante estaba comprometido desde 1402 con Isabel, hija de Carlos III, el rey aragonés propuso al navarro que otro de sus hijos, Enrique, sustituyera a su hermano en el compromiso matrimonial con Isabel. Carlos III no aceptó la propuesta.
En octubre de 1416, después de pedirlas insistentemente a su padre, Blanca fue jurada heredera del reino de Navarra en las Cortes que se celebraron en Olite. Ese mismo año, pero en abril, Alfonso V, nuevo rey de Aragón por la muerte de su padre Fernando I, llamó a su hermano Juan para que se hiciera cargo de las numerosas posesiones que tenían los trastámaras aragoneses en Castilla.
A principios de 1419, la reina viuda de Aragón consiguió que fracasaran las negociaciones que mantenía el conde de Foix, viudo de la infanta Juana, para casarse con Blanca al convencer a Carlos III de que su hijo Juan era el mejor candidato para matrimoniar con la heredera navarra. Para iniciar las negociaciones se establecieron las siguientes bases: Carlos III se comprometía a no contraer matrimonio en tanto perdurara el que ahora se concertaba entre los infantes Juan y Blanca, ni aunque se disolviese éste si quedaban hijos de él; que no legitimaría a ninguno de sus hijos bastardos; y que reconocería a Blanca no sólo heredera de Navarra, sino también del ducado de Nemours. Una vez admitidas las bases por Carlos III, se comenzó la negociación de las capitulaciones matrimoniales. En ellas se dispuso, entre otras cuestiones, que: el infante se obligaba a procurar una alianza general entre Navarra, Castilla y Aragón; también se le obligaba a no poner personas extranjeras en los oficios de gobernador, alférez, canciller, mariscal, alcaldes de la Cort, merinos, etc.; que no violentaría a su esposa ni la autorizaría para hacer donación, venta o anexión del reino de Navarra a otro reino. Además se estipuló que si tenían hijos, el mayor heredaría el reino de Navarra y todas las rentas y señoríos que el infante tenía o pudiera tener por mayorazgo en Castilla y en Aragón; y que si el matrimonio se disolviese, los derechos pasarían a quien indicara el testamento de Carlos III. Se establecía que en el caso de fallecimiento de Blanca sin sucesión, Juan tendría que abandonar Navarra por su condición de extranjero. Pero no se estipuló quién debería gobernar el reino si Blanca muriese antes que su esposo y dejando hijos menores de edad. Esta ausencia fue una fuente de conflicto en el futuro.
En julio de 1420, el matrimonio entre los infantes Blanca y Juan se celebró en la catedral de Pamplona; y en mayo del año siguiente, Blanca, que solía residir en el castillo de Peñafiel (Valladolid) perteneciente a su marido, dio a luz a su primogénito Carlos, que fue apadrinado por Juan II, rey de Castilla y de León.
En enero de 1423, Carlos III creó para su nieto Carlos, el futuro heredero, el “principado de Viana” compuesto por las villas y castillos de Viana, Laguardia, San Vicente se la Sonsierra, Aguilar, Genevilla, Cabredo, San Pedro y Lapoblación; los castillos de Toro, Marañón, Ferrera y Buradón; y las aldeas y villas de realengo del valle de Campezo. Con esta ocasión, otorgó títulos nobiliarios a diversas personalidades.
En septiembre, Carlos III decidió zanjar los enfrentamientos que se venían realizando desde, aproximadamente, 1209 entre los habitantes de los tres burgos que componían Pamplona: la Navarrería, unida en años anteriores al burgo de San Miguel, de población autóctona navarra; San Cernin, de población de origen franco; y San Nicolás, de población de autóctonos y francos. Para ello, dictó el Privilegio de la Unión en el que se unían las tres jurisdicciones en un único ayuntamiento, con un único escudo y unas únicas rentas.
En septiembre de 1425 murió Carlos III. Un rey amante
de las artes, del boato, pacífico y noble, de ahí su sobrenombre.
Le sucedió su hija Blanca, que asociaba en el trono a su esposo, el infante
Juan de Aragón, que fue nombrado rey consorte de Navarra.
Sucesos contemporáneos
Reyes y gobernantes coetáneos
Aragón: | Reyes de la Corona de Aragón. Pedro IV "el Ceremonioso" (1336-1387). ------- Interregno (1410-1412) acabado con el Compromiso de Caspe. Fernando I (1412-1416). |
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Castilla y León: | Reyes de Castilla y León. Juan I (1379-1390). |
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Condado catalán no integrado en la Corona de Aragón: |
Condes de Pallars-Sobirá. Hugo Roger II (1369-1416). |
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Al-Andalus: |
Emires del reino nazarí de Granada. Muhammad V (1362-1391) 2ª vez. |
||||
Portugal: | Rey de Portugal. Juan I (1385-1433). |
||||
Francia: | Reyes de Francia. Carlos VI (1380-1422). |
||||
Alemania: | Reyes de Germania. Carlos IV (1346-1378). (Dinastía de Wittelsbach). Roberto de Palatinado (1400-1410). (Dinastía de Luxemburgo). Segismundo (1410-1437). |
Emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlos IV (1355-1378). |
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Italia: | Reyes de Italia (Norte). ------- Perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico desde 962. |
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Dux de la República de Venecia. Antonio Venier (1382-1400). |
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Estados Pontificios (Papas). Inicio del Cisma de Occidente (1378). ------- (Papas en Roma). Urbano VI (1378-1389). Sede vacante (1415-1417). ------- (Papas en Aviñón). Clemente VII (1378-1394). ------- (Papas por el Concilio de Pisa). Alejandro V (1409-1410). ------- Fin del Cisma de Occidente (1417). ------- (Papa por el Concilio de Constanza. ). Martín V (1417-1431). |
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Reyes de Sicilia. María (1377-1402). |
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Reyes de Nápoles. Ladislao (1386-1414). |
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Britania: | Escocia: |
Reyes de Escocia. Roberto II (1371-1390). |
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Inglaterra: |
Reyes de Inglaterra. Eduardo III (1327-1377). (Dinastía de Lancaster). Enrique IV (1399-1413). |
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División del Imperio bizantino. (Bizancio): |
Imperio bizantino. (Dinastía Paleóloga). Juan V (1379-1390) 3ª vez. |
Imperio de Trebisonda. Alejo III (1350-1390). |
Despotado de Épiro. (Dinastía Buondelmonti). Esaú (1385-1411). (Dinastía Tocco). Carlo I (1411-1429). |
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Imperios y sultanatos musulmanes: | Califato árabe abbasí: | Califas abbasíes. (Dentro del sultanato mameluco de El Cairo). Al-Mutasim II (1386-1389). |
|||
Sultanato benimerín o meriní: |
Sultanes. Muhammad V (1386-1387). |