Juana II
Reina de Navarra (1311<1328-1349>1349)
y
Felipe III
de Evreux
Rey de Navarra (1306<1328-1343>1343)
Genealogía
Su reinado
Juana nació en Conflans (Francia) en 1311. Era hija del rey Luis “el Obstinado” I de Navarra y X de Francia y de su primera esposa Margarita de Borgoña. Debido a que esta fue condenada y encarcelada acusada de adulterio en 1314, la legitimidad de Juana fue puesta en duda. Después de la muerte de su padre y de su hermanastro Juan I “el Póstumo” en 1316, Juana fue excluida de los tronos por su tío Felipe “el Largo”, que tomó los ordinales de V de Francia y II de Navarra. Para ello, alegó tener mejor derecho que su sobrina porque le separaba sólo dos generaciones del rey Luis IX “el Santo” contra las tres de Juana. Además, hizo valer la antigua ley sálica que excluía a las mujeres de la sucesión a la corona, ley que los navarros no consideraban aplicable a su reino.
En 1318, el duque de Borgoña Eudes IV, tutor de Juana, firmó en nombre de esta un tratado con Felipe “el Largo” por el que renunciaba a las coronas de Francia y Navarra, al menos hasta que Juana cumpliera doce años. También renunciaba a los condados de Champaña y Brie, que serían devueltos si Felipe V fallecía sin herederos varones. A cambio, se otorgarían a Juana los condados de Mortain y Angulema con una renta de quince mil libras. Además, quedó estipulado su matrimonio con Felipe, hijo del conde Luis de Evreux y nieto de Felipe III “el Atrevido” de Francia, que se celebró en junio de aquel mismo año.
En 1322 murió Felipe “el Largo” sin dejar descendencia masculina y fue sucedido por su hermano Carlos I de Navarra y IV de Francia. Pese a lo convenido con su predecesor, Champaña y Brie continuaron en poder de Francia. El nuevo rey murió en febrero de 1328 sin tener tampoco descendencia masculina, aunque la reina estaba embarazada, con lo que nuevamente volvió a plantearse el problema sucesorio.
En marzo de ese año, poco antes del nacimiento de un futuro rey, infanzones y representantes de las villas navarras, deseosos de desligarse de Francia, se reunieron en una gran asamblea en Puente la Reina para acordar que se ayudarían mutuamente para defender el reino, pedir al futuro rey que jurara los fueros, usos y costumbres de Navarra, y que todos juntos dieran una respuesta por unanimidad o mayoría de votos al problema sucesorio. Otro acuerdo fue el de la destitución del gobernador francés de Navarra Pedro Ramón de Rabastens y el nombramiento como regentes de Juan Corbarán de Lehet y Juan Martínez de Medrano "el Mayor". También se presentó en la asamblea la candidatura al trono de Juana y Felipe de Evreux. En caso de que no aceptaran, los asistentes se comprometieron a reconocer como rey a la persona que el reino decidiese siguiendo la línea sucesoria de Juana I.
También en aquel marzo de 1328, por diversos motivos, entre los que podrían estar la depresión económica y las predicaciones de algunos clérigos exaltados, como fray Pedro de Ollogoyen, se produjo una persecución sangrienta contra las comunidades judías. En toda Navarra se cometieron varios miles de asesinatos. Las villas de Puente la Reina, San Adrián, Funes, Viana y las de la periferia de Estella fueron las que más sobresalieron en los disturbios.
El nacimiento en abril de una niña, Blanca, hizo que tres aspirantes optaran a las coronas de Francia y Navarra: un nieto por línea materna de Felipe IV, Eduardo III de Inglaterra, y dos nietos por línea paterna de Felipe III: Felipe de Evreux y Felipe de Valois, que ostentaba el cargo de regente. En abril, una asamblea de barones eligió como rey de Francia al de Valois, que fue coronado en Reims como Felipe VI. Además, reconocieron los derechos de Juana al reino de Navarra porque necesitaban el apoyo de su esposo Felipe, conde de Evreux y de Longueville, ante el discutible cambio dinástico y las aspiraciones del rey inglés.
En mayo de aquel año, las cortes convocadas en Pamplona por los regentes eligieron a Juana como reina. Inmediatamente, esta fue informada de su nombramiento por una delegación que le fue enviada. Pocos días después, Felipe VI, que no tenía vínculos familiares con la dinastía navarra, renunció sin protesta a este reino.
En noviembre, para mantener las primeras conversaciones sobre el papel que desempeñaría el esposo de la reina en la gobernación del reino, los regentes se reunieron en Roncesvalles con Enrique de Sully, nuevo gobernador de Navarra nombrado por Juana y su marido, y con los lugartenientes que lo acompañaban Aymaro de Archiac y Felipe de Melun, arcediano de Reims.
En febrero de 1329, después de múltiples negociaciones sobre la intervención conjunta de la pareja real en las ceremonias del juramento, alzamiento sobre el pavés, coronación y juramento de los súbditos, Juana y Felipe fueron recibidos oficialmente en Larrasoaña, entre Roncesvalles y Pamplona. Allí, en una reunión de cortes, los regentes cesaron en sus puestos y todos los cargos públicos fueron suspendidos hasta nueva orden.
En marzo, en la catedral de Pamplona, se procedió a la jura conjunta y alzamiento sobre el pavés de la pareja real. En ella, Felipe III, al que las cortes le habían adjudicado la gobernación del reino en nombre de su esposa, se comprometió, entre otros asuntos, a conservar los fueros y libertades de los grupos sociales, a mantener la moneda en curso durante doce años, a repartir entre los súbditos naturales los bienes del reino y a prohibir la venta, donación o anexión del reino. También juraron que si la reina fallecía, Felipe III se apartaría del trono en favor de su primogénito si este hubiera cumplido los veintiún años de edad. Asimismo, abandonaría el trono si no hubiera descendencia, en cuyo caso los “Estados” decidirían quién debía heredar el trono. Si ambos reyes fallecieran y quedaran hijos menores de edad se formaría un consejo de regencia con el gobernador de Navarra a la cabeza. Con este acto, Navarra se desligó de Francia a pesar de que la pareja real eran príncipes de linaje, educación y fidelidades francesas.
Una de las primeras actuaciones que realizaron los reyes de Navarra fue la creación de un tribunal para investigar y castigar a los culpables de los asaltos y matanzas de judíos cometidos el año anterior. El tribunal ordenó la detención de muchas personas por participar en los actos, algunas de las cuales fueron ejecutadas. También condenó a pagar multas a más de ochenta villas.
En julio, Juana II y Felipe III de Evreux asistieron como testigos en Amiens (Francia) al acto de homenaje de Eduardo III de Inglaterra a Felipe VI de Valois por sus feudos en Francia. Allí, posiblemente, se fraguó una cruzada contra los musulmanes del reino de Granada a la que Felipe III se adhirió con entusiasmo.
Ya de vuelta en Navarra la pareja real, Felipe III, sin la compañía de la reina por encontrarse embarazada, acudió en marzo de 1330 a Salamanca para firmar un tratado de paz y amistad con Alfonso XI de Castilla y León. Ello permitiría llevar a buen término la proyectada cruzada contra el reino de Granada, para la que también consiguió el apoyo del conde de Foix, el de los reyes de Francia, Inglaterra y Bohemia y el respaldo del rey Alfonso IV “el Benigno” de la corona de Aragón. Pero la empresa se frustró por las desavenencias entre los reyes de Francia e Inglaterra y por la tregua firmada entre Alfonso XI y Muhammad IV de Granada.
En septiembre, Felipe III presentó ante las cortes una actualización (Amejoramiento) de la anquilosada normativa del fuero a través de la derogación de algunos preceptos y la promulgación de otros en materia civil, penal y procesal. Además, ordenó iniciar, aunque no se concluyó, la compilación de la multitud de disposiciones vigentes en el reino con el objetivo de su unificación.
En octubre de 1331, Felipe III inició negociaciones para casar a su hija Juana con el infante Pedro, hijo del rey de Aragón Alfonso IV. Poco después, la pareja real navarra volvió a Francia. Allí, Felipe III colaboró con Felipe VI de Valois en la organización de una nueva cruzada, dirigida esta vez a Tierra Santa. Para llevarla a buen término contaron con las ayudas del papado y con los apoyos del emperador y de los reyes de Inglaterra y Hungría.
En agosto de 1335, mientras la pareja real permanencia en Francia, la concordia buscada por Felipe III con Castilla se rompió porque tropas navarras al mando del gobernador de Navarra, el francés Enrique de Sully, ocuparon el monasterio de Fitero y el adjunto castillo de Tudején (Navarra) alegando que pertenecían al reino de Navarra. Alfonso XI, que no quería una guerra que pudiera favorecer a sus levantiscos nobles, envió emisarios a su cuñado Alfonso IV de Aragón para solicitarle que no interviniera en el conflicto, pues sabía que este se había iniciado con su promesa de ayuda a los navarros. El rey aragonés negó la acusación, pero afirmó que si su hijo el infante Pedro (cuyo matrimonio con Juana todavía se estaba negociando) pidiera a algunos caballeros que auxiliaran a los navarros, él no podía impedirlo. Varios poderosos nobles aragoneses, ante esta clara invitación, engrosaron con sus huestes las filas del gobernador navarro que estaba concentrando tropas en Tudela (Navarra) para invadir Castilla.
En septiembre, Alfonso XI envió una mesnada al mando de Martín Fernández de Portocarrero que venció a los navarros y aragoneses ante los muros de Tudela. A continuación recuperaron las posesiones ocupadas y asolaron amplias zonas de Navarra. Los navarros, gracias a la intervención del conde de Foix pudieron neutralizar el ataque. También al oeste de este reino, tropas guipuzcoanas tomaron el castillo navarro de Ausa y sitiaron el de Ataun, aunque no pudieron tomarlo.
En enero de 1336 murió el rey de la Corona de Aragón Alfonso IV y fue sucedido por su hijo Pedro IV “el Ceremonioso o el del puñalet”.
También a comienzos de ese año, el rey de Francia, que ya había movilizado un ejército que estaría al mando de Felipe III y de Jaime III de Mallorca, recibió la bendición apostólica para iniciar la cruzada. Pero nuevamente, las tensiones entre Francia e Inglaterra frustraron el proyecto.
En febrero, debido a la intervención pontificia, el nuevo gobernador navarro Saladino de Angleure y los delegados castellanos acordaron, para lograr la paz, someterse a un arbitraje paritario para determinar la pertenencia del monasterio de Fitero y del castillo de Tudején. Las condiciones fueron aceptadas por Felipe III en Toulouse (Francia) y por Alfonso XI. El pleito se resolvió a favor de Navarra treinta y siete años después.
En abril, Juana II y Felipe III regresaron a Navarra para ratificar el acuerdo de paz. Transcurridos unos pocos meses volvieron a Francia, donde en el mes de julio aprobaron ante Felipe VI en Vincennes (Francia) la renovación de la renuncia a Champaña y Brie. A partir de esa fecha, Juana II ya no volvería a Navarra.
En diciembre, Felipe VI firmó un tratado de ayuda con Alfonso XI en el que se incluía un acuerdo de matrimonio entre Pedro, heredero de Castilla, y Blanca de Evreux, hija de los reyes navarros. Con ello, el rey francés impedía un intento de alianza entre Inglaterra y Castilla que se sellaría con el matrimonio entre el infante Pedro y una hija de Eduardo III. Pero el enlace entre los infantes Pedro y Blanca no se llegó a celebrar.
En 1337, la ruptura de hostilidades entre Francia e Inglaterra situó a Felipe III en una posición delicada, ya que por una parte estaba ligado por vínculos vasalláticos a Felipe VI con el que colaboraba en la defensa de Francia, y por otra tenía como vecinos en la frontera pirenaica varios señoríos gascones ligados al rey de Inglaterra. Además, la posición de Pedro IV de Aragón no estaba definida, por lo que Felipe III recomendó a su futuro yerno (en aquel año se estaba concertando el matrimonio entre el rey aragonés con María en lugar de con Juana) que no se aliara con los ingleses. En julio del año siguiente, se celebraron los esponsales entre María y Pedro IV.
En 1339, a pesar de la neutralidad de Navarra en el conflicto anglo-francés, se produjeron pequeñas campañas en la frontera pirenaica con Gascuña, de obediencia inglesa, en las que participó personalmente Felipe III junto al nuevo gobernador de Navarra, Renaut de Pont.
En 1340, Felipe III, que continuaba con su política de impedir que su yerno se aliase con Inglaterra, evitó cualquier fricción con Aragón cuando se produjeron unos conflictos entre las villas fronterizas de Sangüesa (Navarra) y de El Real (Aragón).
Mientras tanto, en octubre de aquel año, Alfonso XI consiguió una gran victoria sobre los musulmanes en la batalla del río Salado cercano a Tarifa.
La tregua alcanzada en enero de 1343 entre Francia e Inglaterra permitió a Felipe III desentenderse de los asuntos franceses y retomar su antiguo proyecto de participar en la guerra contra el reino musulmán de Granada. Para ello, vació las arcas del tesoro regio y pidió préstamos en Pamplona, Estella, Viana y Tudela. Con el caudal conseguido adquirió caballos y pertrechos que fueron embarcados en puertos de Guipúzcoa para trasladarlos por mar a la zona de guerra. A pesar del esfuerzo realizado, Felipe III sólo pudo conseguir armar cien caballeros y trescientos peones, ya que Arnaldo de Barbazán, obispo de Pamplona, se negó a aportar los cien caballeros que le obligaba el fuero al considerar que era una ley que había caído en desuso al no haberse aplicado en cien años. Ello le supuso el embargo del palacio y de todos sus bienes.
En julio de 1343, mientras se sucedían los combates contra los musulmanes en Algeciras, Felipe III llegó a Sevilla y Jerez donde fue recibido honrosamente. Luego fue agasajado por Alfonso XI en su campamento de campaña en Algeciras. Sin haber podido entrar en combate, Felipe III contrajo una grave enfermedad y tuvo que ser evacuado a Jerez donde murió en septiembre. Su cadáver fue trasladado a Pamplona donde fue sepultado en su catedral.
Tras la muerte de Felipe III, Juana II conservó el reino de Navarra, como señora natural que era, y los condados franceses de Mortain y Angulema, y sucedió a su esposo en los condados de Evreux y Longueville ante la minoría de su heredero Carlos.
Una de las primeras medidas que tomó Juana II en su nueva situación de reinar en solitario fue la de restaurar las relaciones entre la corona y el obispado. La mediación del papa Clemente VI fue fundamental para conseguir un arreglo honorable.
En junio de 1345, se produjo un grave conflicto fronterizo
con Castilla. Vecinos de Alfaro (La Rioja) derribaron una presa para riego que
utilizaban las villas navarras de Tudela, Corella y Cintruénigo. Los
navarros tomaron represalias y mataron a varios riojanos. Para restaurar la
paz, el gobernador Juan de Conflans tuvo conversaciones sin resultado con los
emisarios de Alfonso XI. Por ello, el obispo de Pamplona fue enviado a suplicar
al rey de Castilla que hiciera lo posible por calmar a sus gentes y restablecer
la paz sin castigar a los navarros. Alfonso XI, por deferencia a Juana II, accedió
a la petición.
En julio, Juana II ordenó apresar y procesar al procurador real Jacques
Licras por, entre otros delitos, cohecho y el de haber hecho prender con falsas
acusaciones a varias personas, aplicándoles tormento y ocasionándoles
en algunas casos la muerte. El procurador fue condenado, arrastrado por las
calles, su lengua cortada y finalmente ahorcado.
También en aquel mes, Felipe VI, que seguía marcando la política navarra, y Alfonso XI firmaron una alianza contra Inglaterra. Para reforzarla, nuevamente se estipuló el matrimonio entre Blanca de Evreux y Pedro de Castilla. Tampoco esta vez el enlace llegó a celebrarse porque el castellano-leonés también estaba llevando unas negociando parecidas con Eduardo III. Banca se casaría en enero de 1349 con Felipe VI.
A mediados de 1348, la peste negra o bubónica redujo
a la mitad la población de Navarra que contaba en aquellas fechas con
cerca de cuarenta mil hogares. En octubre del año siguiente, víctima
de la epidemia, murió en Conflans (Francia) la reina Juana II. Le sucedió
su hijo Carlos II.
Sucesos contemporáneos
Reyes y gobernantes coetáneos
Aragón: | Reyes de la Corona de Aragón. Alfonso IV "el Benigno" (1327-1336). |
||||
Castilla y León: | Rey de Castilla y León. Alfonso XI (1312-1350). |
||||
Condado catalán no integrado en la Corona de Aragón: |
Condes de Pallars-Sobirá. Sibila y Hugo de Mataplana (1297-1329). |
||||
Mallorca: | Rey de Mallorca. Jaime III (1324-1344). |
||||
Al-Andalus: |
Emires del reino nazarí de Granada. Muhammad IV (1325-1333). |
||||
Portugal: | Rey de Portugal. Alfonso IV (1325-1357). |
||||
Francia: | Reyes de Francia. Carlos IV "el Hermoso" (1322-1328) y I "el Calvo" de Navarra). (Dinastía de Valois). Felipe VI (1328-1350). |
||||
Alemania: | Reyes de Germania. Luis IV (1314-1347). (Dinastía de Luxemburgo). Carlos IV (1347-1378). |
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Luis IV (1328-1347). |
|||
Italia: | Reyes de Italia (Norte). ------- Perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico desde 962. |
||||
Dux de la República de Venecia. Giovanni Soranzo (1312-1328). |
|||||
Estados Pontificios (Papas). Juan XXII (1316-1334). |
|||||
Reyes de Sicilia. Federico III (1296-1337). |
|||||
Reyes de Nápoles. Roberto I (1309-1343). |
|||||
Britania: | Escocia: |
Reyes de Escocia. Roberto I (1306-1329). |
|||
Inglaterra: |
Rey de Inglaterra. Eduardo III (1327-1377). |
||||
División del Imperio bizantino. (Bizancio): |
Imperio bizantino. Andrónico II (1282-1328). (Dinastía Cantacuzeno). Juan VI (1347-1354). |
Imperio de Trebisonda. Alejo II (1297-1330. |
Despotado de Épiro. Juan (1323-1335). ------- Bajo dominio de Bizancio hasta 1356). |
||
Imperios y sultanatos musulmanes: | Califato árabe abbasí: | Califas abbasíes. (Dentro del sultanato mameluco de El Cairo). Al-Mustakfi I (1302-1340). |
|||
Sultanato benimerín o meriní: |
Sultanes. Abú Said Utman II (1310-1331). |