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en al-Andalus

Al-Hakam II
Califa de al-Andalus (915<961-976>976)

Genealogía

 

Resumen

Abu-l-Asi al-Hakam nació en Córdoba en enero de 915 y era hijo del califa Abd al-Rahman III, que en aquel año era todavía emir. Fue muy pronto designado heredero al califato, y durante la larga etapa de espera a su entronización se dedicó con gran afición al estudio de las ciencias, las letras y las artes. El embellecimiento y ampliación de la mezquita de Córdoba fue una de sus iniciativas. Además, completó su aprendizaje para ser soberano participando en los asuntos del reino. A diferencia de su padre, era un hombre devoto. Físicamente era fornido, de piernas cortas y antebrazos largos. Tenía la nariz aguileña y el pelo de color rubio rojizo. En 950 se descubrió una conspiración para asesinar al califa y a su heredero de la que fue acusado de instigarla, tal vez con razón, un hermano de al-Hakam. Los conspiradores fueron ejecutados y el príncipe degollado.

Al-Hakam II subió al califato en 961, y tomó el título honorífico de al-Mustansir bi-llah (el que busca la ayuda victoriosa de Allah).

En 962 tuvo su primer hijo, que murió pronto, con una concubina vascona llamada Subh. Tres años más tarde, la misma concubina le dio su heredero, Abu-l-Walid Hisham.

Uno de los primeros actos del nuevo califa fue exigir al rey de León, Sancho I “el Craso”, la cesión de las diez fortalezas que había acordado con Abd al-Rahman III por haberlo repuesto en el trono. También pidió la entrega del conde de Castilla Fernán González que estaba prisionero en Pamplona. Sancho I y el pamplonés García Sánchez I se negaron a las exigencias aduciendo que el acuerdo había quedado cancelado con la muerte del anterior califa. Además, el pamplonés no tuvo inconveniente para poner en libertad al conde de Castilla, que inmediatamente se presentó en Burgos y expulsó al depuesto Ordoño IV a tierras de al-Andalus. Siguiendo las instrucciones del califa, el general Galib, gobernador de Medinaceli, acompañó a Ordoño IV en su viaje a Córdoba. En abril de 962, después de ser recibido en la capital con grandes honores, acordaron que un ejército cordobés lo ayudaría a recobrar el trono a cambio de entregar rehenes, no luchar contra el califato y obedecer las directrices de un consejo de tutela de prohombres mozárabes de Córdoba. El depuesto rey se condujo en todo momento con la mayor bajeza ante el califa. Temeroso de las consecuencias del tratado, Sancho I envió una embajada al califa para notificarle su reconocimiento como soberano y su disposición a cumplir con prontitud los acuerdos habidos con Abd al-Rahman III. Con la nueva situación, Ordoño IV fue desdeñado por el califa y murió olvidado aquel mismo año. La desaparición de su competidor hizo que Sancho I volviese a incumplir su palabra y, para defenderse de las consecuencias de su decisión, concertó una alianza contra el califa formada con el conde de Castilla, el rey de Pamplona y los condes de Barcelona.

La reacción cordobesa no se hizo esperar, desde 963 y durante varios años, al-Hakam II atacó alternativamente a Castilla y a Pamplona. Los triunfos de los ejércitos califales fueron constantes: tomaron San Esteban de Gormaz obligando a Fernán González a pedir la paz, que pronto violó, se apoderaron de Atienza y derrotaron a García, al que tomaron Calahorra. Ante esta situación, los aliados tuvieron que pedir una tregua.

En el interior de al-Andalus, la tranquilidad durante el reinado de al-Hakam II fue casi absoluta. Solamente fue alterada en 966, cuando hubo una tentativa de invasión de los vikingos daneses, pero la flota omeya ya era muy poderosa y estaba preparada para rechazar tanto a la flota del califato fatimí como a la de los vikingos. Estos atacaron en el sur del actual Portugal y luego invadieron las cercanías de Lisboa donde se enfrentaron a las tropas califales. La escuadra omeya los persiguió y en la desembocadura del río Arade los derrotó.

Ese mismo año murió Sancho I que fue sucedido por su hijo Ramiro III de tres años de edad y puesto bajo la regencia de Elvira, hermana monja del rey Sancho, que tuvo que exclaustrarse del convento donde profesaba. Los nobles leoneses, reacios a servir a un niño y a una mujer, comenzaron a actuar de modo independiente en sus dominios y a negociar directamente con Córdoba. Se declararon vasallos del califa y acudían a él para pedir arbitraje en sus querellas intestinas. Lo mismo ocurrió con el nuevo rey de Pamplona, Sancho II Garcés “Abarca” y con el nuevo conde de Castilla García Fernández, que se apresuraron a rendir homenaje a al-Hakam II. El prestigio del califa llegó al máximo en esta época. Durante varios años llegaron a Córdoba gran número de embajadas, como las del conde Borrell de Barcelona, la de la regente Elvira, la de García Fernández, la de los condes de Carrión o la del emperador de Bizancio, entre otras.

En el norte de África, la situación era muy distinta. Al-Hakam II, que sólo conservaba la plaza de Ceuta, ya que Tánger se había perdido al principio de su reinado, mantenía la misma política de intervención que Abd al-Rahman III, enviando tropas o entregando abundantes subsidios a los enemigos del califato fatimí. Estos subsidios sirvieron para que la tribu de los zanata levantara un ejército contra la tribu de sus enemigos, los sinhaya, vasallos del califa al-Muizz. En 971 se enfrentaron ambas tribus con el resultado de una gran derrota de los zanata. Este fracaso de la acción política de al-Hakam II en el Magreb se vio compensado con la victoria, en ese mismo año, de los zanata sobre el vencedor de la batalla anterior. El jefe de los vencedores llevó a Córdoba los trofeos de la victoria. La respuesta del califa fatimí fue el exterminio de millares de zanatas y la ocupación de todas sus ciudades. Con estos hechos, la influencia omeya sufrió un nuevo retroceso.

Un cambio en la política del califa fatimí de trasladar toda su acción de conquista al Este y postergar o abandonar su actuación en el Oeste, hizo que al-Hakam II tuviera la oportunidad de continuar influyendo en el Magreb occidental. Así, en 972, el califa cordobés envió al norte de África un ejército mandado por el general Ibn Tumlus y una flota al mando de Ibn al-Rumahis. El objetivo era oponerse al príncipe al-Hasan ben Gannun, que estaba intentando rehacer el reino idrisí en la zona. Pocas semanas después, la flota omeya recuperaba Tánger y el general Ibn Tumlus dispersaba a los idrisíes cerca de Ceuta y continuaba su avance hacia el Atlántico persiguiendo a Ibn Gannun. Este consiguió rehacerse y en un enfrentamiento logró una gran victoria y la muerte de Ibn Tumlus. Los supervivientes volvieron a Ceuta, desde donde pidieron refuerzos al califa. Al-Hakam II envió al general Galib con la misión de doblegar a Ibn Gannun. Luego le remitió una gran cantidad de oro para sobornar a los jefes de las comarcas fieles al idrisí. Acompañaba a Galib un alto funcionario que era el protegido del hayib al-Mushafí (chambelán) y de Subh, favorita del califa y madre del heredero. Se llamaba Abu Amir Muhammad ben Abi Amir al-Maafirí (conocido más tarde como al-Mansur o Almanzor) y ostentaba el título de “gran cadí de los dominios califales en el Magreb occidental”, pero su misión real era la de controlar el gasto de los fondos. Ibn Gannun se había refugiado en su castillo y Galib necesitó realizar un largo asedió para rendirlo. Para conseguirlo, el califa le envió en 973, un ejército procedente de la Marca Superior al mando de al-Tuyibí, gobernador de Zaragoza. Ibn Gannun se rindió en la primavera de 974 y fue llevado por Galib a Córdoba. Allí, el idrisí dio muestras de fidelidad y adhesión al califa, aunque por poco tiempo, ya que comenzó a mostrar actitudes irascibles. Debido a ello fue invitado a abandonar el califato y a partir hacia Oriente. El general Galib, colmado de honores, volvió a Medinaceli y las tropas omeyas enviadas continuaron en el norte de África al mando de Ibn Tuyibí. Pocos meses después, este y sus tropas regresaron a la Marca Superior, siendo estas sustituidas por otras reclutadas en el Magreb.

En el verano de 974, la paz se rompió cuando el conde de Castilla García Fernández, atacó la fortaleza de Deza, al nordeste de Medinaceli. Ante la segura reacción del califa, el conde logró formar, en 975, un ejército con hombres de los reinos de León, de Pamplona y de los condados de Saldaña y Monzón que atacaron la fortaleza de Gormaz. Galib partió desde Medinaceli con su ejército para romper el asedio. Primero tomó Barahona, luego Berlanga y cuando llegó a Gormaz, además de levantar el sitio, infringió una gran derrota a los cristianos. Galib persiguió al conde de Castilla al que volvió a derrotar en Langa, y el gobernador de Zaragoza hizo lo mismo, cerca de Tudela, con el rey de Viguera (hermano de Sancho II Garcés de Pamplona que había heredado aquel territorio, cerca de Logroño, pero bajo la autoridad de Pamplona). Este resultado propició nuevamente la paz en la frontera hasta el final del reinado.

En febrero de 976, debilitado por la enfermedad, al-Hakam II quiso asegurar la sucesión de su hijo de once años de edad haciendo que se le prestase juramento de fidelidad. Ocho meses después, murió.

 

Sucesos contemporáneos

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Reyes y gobernantes coetáneos

León:

Reyes de León.

Sancho I "el Craso" (960-966). 2ª vez.
Ramiro III (966-984).

Castilla:

Condes de Castilla. (Independiente de hecho de León).

Fernán González (h.929-970).
García Fernández (970-995).

Navarra:

Reyes de Pamplona.

García Sánchez I (925-970).
Sancho II Garcés "Abarca" (970-994).

Aragón:

Condado de Aragón.

------- Unido a Pamplona.

Condes de Ribagorza.

Ramón II (h.947-970).
Unifredo II (970-979).

Cataluña:

Condes de Pallars.

Ramón II y Borrell I (948-996).

Condes de Cerdaña.

Sunifredo II (927-965).
Oliba Cabreta (965-988).

Condes de Besalú.

Wifredo II (927-957/62).

------- Desde 957/62 a 965/6. Perteneciente a Cerdaña.

Miró III "Bonfill" (965/6-984).

Conde de Ampurias.

Gausfredo I (931-991).

Condes de Barcelona.

Borrell II (947-992) y Miró (947-966).
Ramón Borrell (992-1018).

Francia:

Rey de Francia. (Carolingio).

Lotario II (954-986).

------- (Desde 962 se desvincula del Imperio).

Emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico.

------- 924-962.- Sin Emperador.

Otón I "el Grande" (962-973).
Otón II "el Rojo" (973-983).

Alemania:

Reyes de Germania. (Dinastía de Sajonia).

Otón I "el Grande" (936-973).
Otón II "el Rojo" (973-983).

Italia:

Reyes de Italia. (Norte).

Berengario II (950-963) con Adalberto (950-963).

------- Desde 951, vasallos de Otón I de Sajonia.

Otón I "el Grande" de Sajonia (951-973).

------- Desde 962, se incorpora al Sacro Imperio Romano Germánico).

Dux de la República de Venecia.

Pietro IV Candiano (959-976).
Pietro I Orseolo (976-978).

Estados Pontifícios. (Papas).

Juan XII (955-964).
León VIII (964-965).
Benedicto V (964-965).
Juan XIII (965-972).
Benedicto VI (973-974).
Benedicto VII (974-983).

Príncipes de Capua y Benevento. (Lombardos).

(Cronología incierta en los textos)

Landulfo "el Rojo" II de Benevento y I y IV de Capua (943-961).

------- 961.- Separación de los dos principados.

------- 968.- Unión de los dos principados.

Pandulfo I "Testadiferro" (968-982).

Príncipe de Benevento. (Lombardos).

------- 961.- Separación del principado de Capua.

Landulfo III (961-968).

------- 968.- Unión con el principado de Capua.

Príncipe de Capua. (Lombardos).

------- 961.- Separación del principado de Benevento.

Pandulfo I "Testadiferro" (961-968). (Corregente Landulfo V (961-968).

------- 968.- Unión con el principado de Benevento.

Príncipe de Salerno. (Lombardos).

Gisulfo I (946-978).

Emires de Sicilia.

Ahmad I (954-969).
Alí (969-982).

Britania: Escocia:

Reyes de Alba.

Indulf (954-962).
Dubh (962-967).
Culen (967-971).
Kenneth II (971-995).

Inglaterra:

Reyes de Inglaterra.

Eadgar (959-975).
Eadward II (975-978).

Gales:

Reyes de Gwynedd.

Ieuaf ab Idwal (950-968) junto a Iago ab Idwal (950-979).

Príncipes de Morgannwg. (Glywysing).

Morgan "el Viejo" (930-974).
Idwallon ap Morgan (974-1005).

Rey de Powys.

Owain ap Hywel (950-986).

Rey de Deheubarth.

Owain ap Hywel (950-987). (Rey de Powys).

Imperio bizantino. (Bizancio):

Emperadores.

Romano II (959-963).
Nicéforo II Focas (963-969).
Juan I Tzimisces (969-976).
Basilio II Bulgaroctono (976-1025) y Constantino VIII (976-1028).

Imperios árabes:  Califato abbasí:

Califas abbasíes. (Bagdad).

Al-Muti (946-974).
Al-Tai (974-991).

Califato fatimí:

Califas fatimíes. (al-Mansuriya) (En la actual Túnez).

Maad al-Muizz Li-Dinillah (952-975). (Egipto es conquistado durante su reinado).
Abu Mansur Nizar al-Aziz Billah (975-996).

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