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Muhammad VIII "el Pequeño"
Emir de Granada (1410<1427-1430>1431) 2ª vez

Genealogía


Su reinado

Muhammad VIII, llamado “el Pequeño” por haber sido entronizado por primera vez emir del reino nazarí de Granada en 1417 a los siete años de edad, había sido destronado y encarcelado en Salobreña (Granada) en 1419 por una conspiración que puso en el trono nazarí a Muhammad IX “el Zurdo”, tío segundo de Muhammad VIII. La conspiración fue auspiciada por la poderosa familia nazarí de los Banu l-Sarray (los Abencerrajes de las crónicas cristianas), que, para que los granadinos aceptaran su proclamación, lograron arrancar, seguramente con presiones, a los muftíes (jurisconsultos) de la mezquita una fatua (pronunciamiento) contra el emirato de Muhammad VIII por minoría de edad.

En enero de 1427, después de reinar casi ocho años, Muhammad IX tuvo que huir a Ifriquiya (Túnez) para ponerse bajo la protección de su sultán Abú Faris, con el que mantenía una excelente relación, porque también fue destronado por una conspiración; esta vez efectuada por los partidarios de Muhammad VIII, que lograron así restaurarlo en el trono nazarí.

Al iniciar su segundo reinado, Muhammad VIII cambió el título honorífico de al-Mutamassik bi-Allah (el Aferrado a Dios) de su primer reinado por el de al-Gani bi-Allah (el Satisfecho con la ayuda de Dios). Para reinar se apoyó en sus partidarios, entre los que se encontraban sus primos hermanos Yusuf y Sad, futuros emires Yusuf V (1445-1446) y Abú Nasr Sad (1454-1455, 1455 y 1463-1464), y realizó los necesarios nombramientos en las villas y fortalezas.

Como era costumbre en aquellos tiempos, siempre que se producía un cambio de reinado, los nuevos mandatarios renovaban los acuerdos independientemente de la fecha de finalización. Por ese motivo, Muhammad VIII propuso la renovación de la tregua vigente con el rey Juan II de Castilla que finalizaba en febrero de 1428. El castellano, ante una amenaza de guerra con su primo hermano Alfonso V “el Magnánimo” de Aragón, aceptó sin dificultad un acuerdo de paz por dos años que se iniciaría en febrero de 1427 y terminaría en febrero de 1429, y aunque no se conocen los términos del acuerdo, Muhammad VIII debió aceptar un considerable aumento de las parias.

Casi al mismo tiempo que negociaba con Castilla, Muhammad VIII lo hacía con Aragón consiguiendo estrechar lazos entre ambos reinos enviando embajadas y mensajeros a Alfonso V. En estos contactos participó su madre Umm al-Fath, viuda del difunto emir Yusuf III, que intercambió correspondencia muy cordial con la reina María, esposa del rey aragonés. A pesar de aquellas buenas relaciones, Alfonso V no encontró inapropiado acoger a los partidarios de Muhammad IX que habían huido de Granada tras la vuelta de Muhammad VIII, y más tarde facilitarles los medios para trasladarse a Ifriquiya y unirse al emir destronado. Además, emitió un salvoconducto a favor de “el Zurdo” para facilitarle el regreso de Túnez.

Este regreso había comenzado a fraguarse cuando los Abencerrajes empezaron a promover una conspiración para llevarlo de nuevo al trono nazarí. Descubiertos los conspiradores en noviembre de 1428, Muhammad VIII ordenó detenerlos, pero unos treinta de ellos con mayoría de miembros de los Banu l-Sarray dirigidos por Yusuf ben al-Sarray, alcaide de Vera (Almería), lograron huir a Castilla. A mediados de diciembre, tras llegar a Lorca y después a la ciudad de Murcia, se dirigieron a Illescas (Toledo) para entrevistarse con Juan II y solicitar su ayuda. El rey Juan II les prometió su auxilio porque con ello fomentaba la división y enfrentamiento en el reino nazarí. Además, envió un embajador a Ifriquiya para solicitar al sultán Abú Faris que facilitase a Muhammad IX los medios para regresar.

A finales de 1428, Juan II comenzó a preparar la guerra contra Granada con el pretexto de unas supuestas incursiones de carácter militar realizadas por partidas de salteadores musulmanes (almogávares) que desde el reino nazarí atacaban las villas fronterizas de Murcia. Por ello, cuando Muhammad VIII envió embajadores a Juan II para negociar la renovación de la siguiente tregua, el castellano rechazó la petición Pero, forzado por la inminente amenaza de guerra con Aragón, detuvo temporalmente sus planes de guerra contra el reino nazarí y acabó aceptando la paz que comenzaría en febrero de 1429, pero sin formalizar ningún plazo concreto para finalizar la prórroga. Solamente se mantenía la suspensión de las hostilidades, ya que mantenía la expectativa del retorno de Muhammad IX “el Zurdo”.

En mayo de 1429, unas cincuenta personas se embarcaron en una nave fletada por el Alfonso V para trasladarse a Ifriquiya llevando el salvoconducto anteriormente mencionado para facilitar el regreso del emir derrocado a cualquier parte de la Corona de Aragón.

Acogida con agrado la petición que traía el embajador castellano para que el sultán Abú Faris aportara los medios para el traslado, comenzaron los preparativos para el retorno de los refugiados. Dos semanas más tarde, el derrocado Muhammad IX, acompañado por trescientos caballeros y doscientos peones, realizó una marcha por tierra que lo llevó a Orán (actual Argelia); desde allí atravesó el Mediterráneo y desembarcó a mediados de octubre en las cercanías de la villa de Vera. A partir de entonces, su marcha hacia Granada fue triunfal, ya que fue reconocido como emir en Almería, y lo mismo hicieron otras villas. En Guadix (Granada), un contingente de unos seiscientos caballeros enviados por Muhammad VIII al mando de su hermano Abú l-Hasan Alí intentó frenarlo, pero no lo consiguieron porque muchos de sus integrantes se unieron a “el Zurdo” y otros huyeron a Granada. Cuando llegó a la capital tuvo que asediar la Alhambra porque allí se había encastillado Muhammad VIII con unos quinientos hombres. Mientras tanto, todo el reino nazarí le fue reconociendo.

A finales de diciembre, mientras se producía el asedio, tanto Muhammad VIII como el pretendiente, solicitaron la ayuda de Juan II aduciendo: uno, las estipulaciones de la tregua; y el otro, el compromiso que había adquirido para ayudarle a recuperar el trono. El rey castellano retrasó su respuesta para prolongar la guerra civil y debilitar así al reino nazarí.

En marzo de 1430, los planes del rey castellano fracasaron cuando los sitiadores excavaron una mina y cortaron el suministro de agua a la Alhambra obligando a Muhammad VIII a negociar su rendición. Ella supuso el fin de su segundo reinado, el encarcelamiento en Salobreña, junto con su hermano Abú l-Hasan Alí, y el inicio del segundo reinado de Muhammad IX “el Zurdo”.

Sucesos contemporáneos

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Reyes y gobernantes coetáneos (sólo en la Península Ibérica)

Castilla y León:  

Rey de Castilla y León.

Juan II (1406-1454).

Aragón:

Rey de la Corona de Aragón.

Alfonso V "el Magnánimo" (1416-1458).

Navarra:

Reyes de Navarra.

Blanca (1425-1441) y Juan II de Aragón (1425-1479).

Condado catalán
no integrado en la
Corona de Aragón:

Conde de Pallars-Sobirá.

Arnaldo Roger IV (1424-1451).

Portugal:

Rey de Portugal.

Juan I (1385-1433).

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