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Yusuf I
Emir de Granada (1318<1333-1354>1354)

Genealogía


Su reinado

Yusuf nació en la Alhambra de Granada en 1318 y era el tercer hijo varón de los cuatro que tuvo el emir nazarí Ismail I. Su hermanastro, el emir Muhammad IV, fue asesinado en agosto de 1333 por una conspiración de los Banu ben Abi l-Ula, jefes de los guza (combatientes de la fe), que eran tropas africanas al servicio de los nazaríes y enemigos de los benimerines o meriníes. La conspiración estuvo encabezada por Abú Tabit, hijo del difunto general de los guza Ozmín y sucesor en la jefatura, y de su hermano Ibrahim. Un día después de cometido el magnicidio, los jefes guza hicieron venir a Yusuf y lo proclamaron emir jurándole fidelidad en las cercanías de Gibraltar. Aunque el nuevo emir tenía un hermano mayor, Faray, seguramente le eligieron porque su corta edad le hacía fácilmente manejable. Fuentes cristianas afirman que fue Ridwan, hayib (primer ministro) del asesinado emir, el que desde Gibraltar cabalgó hasta Granada para proclamarlo.

Comenzó su reinado bajo la tutela de su abuela Fátima y del hayib Ridwan, aunque pronto tomó las riendas del poder. Adoptó el sobrenombre honorífico de al-Muayyad bi-llah (el que recibe la asistencia victoriosa de Allah). Una de sus primeras actuaciones de gobierno fue la expulsión de los descendientes de los Banu l-Ula, y el nombramiento del meriní Yahya ben Umar ben Rahhú como jefe de los guza. Otra fue la renovación de la tregua que su hermanastro había firmado antes de morir con Alfonso XI de Castilla y León, aunque solamente hasta diciembre de aquel año de 1333 a la espera de negociar un tratado más amplio. Pero Abd al-Malik, hijo del emir meriní Abú-l- Hasan, aliado de los nazaríes, no quiso respetar la tregua. Cuando en noviembre iba a reiniciar las hostilidades, el emir, por dificultades internas en su reino, le ordenó que pactara una tregua.

En marzo de 1334, nazaríes, benimerines y castellanos firmaron una ampliación de cuatro años de la tregua. El acuerdo, entre otros asuntos, establecía que Castilla renunciaba a cobrar las parias que se habían acordado en el tratado anterior, y que solamente podrían cruzar el estrecho de Gibraltar las tropas meriníes necesarias para renovar las guarniciones de sus plazas peninsulares: Algeciras (Cádiz), Gibraltar, Marbella y Ronda.

En junio de 1335, después de un año de negociaciones bilaterales, Alfonso IV de Aragón firmó la adhesión al mismo tratado. Al año siguiente, su sucesor Pedro IV “el Ceremonioso” también aceptó prorrogarlo.

En los primeros meses de 1339, los benimerines comenzaron a cruzar el Estrecho con muchas más tropas que las acordadas en el tratado de 1334. Al no ser atendida su protesta ante benimerines y nazaríes, Alfonso XI envió a la escuadra del almirante Jofré para que impidiese la entrada de las naves meriníes en Algeciras. Los resultados fueron muy escasos. En respuesta, Abd al-Malik saqueó las villas del bajo Guadalquivir llegando hasta cerca de Sevilla.

En mayo, Alfonso XI bajó hacia a la frontera para hacer frente a las tropas de Abd al-Malik. En el camino recibió a un emisario de Pedro IV que traía una propuesta de alianza contra los benimerines, porque temía la invasión de Valencia por los musulmanes. El ofrecimiento fue aceptado y se pactó que las flotas de ambos reinos vigilarían el Estrecho. Cuando Alfonso XI llegó a Sevilla con todas sus tropas, se reunió con los ricoshombres y los concejos y acordaron asolar las cercanías de varias plazas granadinas, entre las que se encontraban Ronda, Antequera y Archidona. La incursión fue exitosa.

En el verano de aquel año, después de algunos enfrentamientos victoriosos, la escuadra aragonesa, que ayudaba a la castellana, se retiró por la muerte de su almirante. Como consecuencia, el almirante Jofré perdió el control del Estrecho.

En el otoño, el maestre de la Orden de Alcántara comenzó a atacar la frontera granadina. En respuesta, Yusuf I sitió el castillo de Siles (Jaén) perteneciente a la Orden de Santiago. La llegada de su maestre para defenderlo hizo que los nazaríes levantaran el cerco para presentar batalla. A pesar de su superioridad numérica, los musulmanes fueron derrotados. Mientras tanto, Abd al-Malik salió de Algeciras y atacó las plazas gaditanas de Medina Sidonia y Jerez donde tomó ganado y cautivos. Después envió un contingente para saquear Lebrija (Sevilla). Tropas cristianas fueron en busca de los musulmanes y en las cercanías de Arcos (Cádiz) los encontraron y derrotaron. Al día siguiente, al conocer los jefes cristianos que Abd al-Malik se dirigía a Alcalá de los Gazules (Cádiz), salieron en su busca y lo atacaron por sorpresa en su campamento donde lo vencieron. Abd al-Malik huyó herido y se refugió cerca de un arroyo donde fue alanceado y muerto por un guerrero cristiano.

A finales de año, el maestre de la Orden de Alcántara, que se había declarado enemigo de Alfonso XI, hizo jurar a todos los alcaides de los castillos de la Orden, fronterizos al reino de Granada, que no acogieran al rey castellano-leonés. Éste intentó apaciguarlo, pero el maestre no sólo no cejó en su rebeldía sino que buscó la alianza de Yusuf I y, como prueba de lealtad, ordenó a los alcaides que no impidiesen las incursiones de los nazaríes en tierras cristianas.

En abril de 1340, el almirante Jofré se enfrentó a la flota meriní que le superaba en número. La batalla se dio en la ensenada de Getares, cercana a Algeciras, y acabó con el almirante muerto y la escuadra castellana prácticamente aniquilada.

A primeros de agosto, el emir Abú-l-Hasan cruzó el Estrecho con un potente ejército. En septiembre, después de ser rechazada una generosa oferta de rendición, el emir inició el cerco a Tarifa (Cádiz). Los sitiados respondieron realizando salidas para hostilizar a los sitiadores. Al conocer la noticia del asedio, Alfonso XI envió una flota para socorrer a Tarifa. La llegada de las naves provocó el recrudecimiento de los ataques de los sitiadores, pero también la elevación de la moral de los sitiados. Como consecuencia de esto último, Abú-l-Hasan optó por la negociación, pero, al no llegar a ningún acuerdo, el emir aprovechó que parte de la flota se había estrellado contra las rocas debido a un temporal para llevar ante las murallas de Tarifa a los náufragos y amenazar con su muerte si no se rendía la plaza. Ante la negativa de los defensores, los náufragos fueron degollados y el asedió continuó. A mediados de mes, ante la tenaz resistencia y la ausencia de socorros, Abú-l-Hasan optó por rendir la plaza por hambre. Poco después, Alfonso XI llegó con tropas castellanas y portuguesas a la zona y retó al emir meriní a combatir en las llanuras de La Janda (Cádiz). Abú-l-Hasan no aceptó el lugar y esperó al ejercito cristiano en la margen izquierda del arroyo Salado, al noroeste de la cercana Tarifa. Para reforzar su ejército, el emir había llamado a Yusuf I. La batalla se decantó a favor de los cristianos cuando las tropas que salieron de Tarifa atacaron por la retaguardia a los musulmanes. Abú-l-Hasan y Yusuf I huyeron hacia Algeciras dejando sus tesoros abandonados en el real (especie de puesto de mando).

En la primavera de1341, Alfonso XI convocó a las milicias concejiles de Córdoba, Écija, Sevilla y Carmona e inició algunas incursiones por la frontera norte del reino nazarí. De vuelta en Córdoba, y con sus contingentes al completo, se dispuso a conquistar Alcalá de Benzaide (Alcalá la Real, Jaén) para lo cual ideó la estratagema de hacer creer a Yusuf I que pretendía conquistar Málaga, con lo que consiguió que el nazarí desplazara sus tropas a aquella ciudad. Después, el rey castellano-leonés atacó por sorpresa a Alcalá de Benzaide, pero antes de conseguir su rendición tuvo que sitiar y asaltar el castillo de Locubín (Jaén) porque entorpecía el abastecimiento de las tropas. Ante aquella conquista, Yusuf I pidió una tregua que no fue aceptada porque el nazarí no quiso romper su alianza con Abú-l-Hasan.

Durante el mes de septiembre, Alfonso XI realizó una campaña contra Yusuf I por la actual provincia de Córdoba conquistando Priego, Rute y los castillos de Carcabuey y Benamejí.

En mayo de 1342, Alfonso XI recibió un mensaje del almirante Bocanegra, corsario genovés al servicio de Castilla, informándole de su victoria sobre las naves meriníes en el puerto de Bullones (al oeste de Ceuta en África), y de que Abú-l-Hasan y Yusuf I habían conseguido reunir una flota de más de ochenta barcos de guerra. Ante ello, Alfonso XI ordenó la construcción de más galeras y se dirigió a Sevilla. Poco después fue informado de que la flota meriní había logrado cruzar el Estrecho y que el almirante Bocanegra la tenía bloqueada en la desembocadura del río Guadalmesí, al este de Tarifa, y pedía tropas que la atacara por tierra para obligarla a salir a mar abierto.

En junio, el rey castellano-leonés salió de Sevilla con un ejército para apoyar al almirante. Mientras tanto, Bocanegra venció a una flota que había salido de Algeciras para apoyar a los sitiados, y cuando éstos intentaron salir también fueron derrotados. Tras la victoria, Alfonso XI ordenó al almirante Bocanegra que bloqueara Algeciras.

En agosto, el rey castellano-leonés plantó el real de su ejército en la ribera del río Palmones, muy cerca de Algeciras, e inició el sitio de la ciudad. Pero las incursiones de los sitiados obligaron a Alfonso XI, que tenía pocos hombres para estrechar el cerco, a alejar el real y protegerlo con una larga zanja. Al cerciorarse Alfonso XI de que el sitio duraría mucho tiempo y que sólo tenía aprovisionamientos para seis meses, solicitó ayuda financiera al papa y a los reyes de Francia y Portugal.

Durante el mes de octubre fueron llegando varios caballeros con sus tropas para reforzar el cerco. Las escaramuzas entre sitiadores y sitiados se sucedían. Por su parte, Yusuf I aprovechó que las tropas cristianas estaban ocupadas en el cerco para arrasar las tierras de Écija y Palma del Río (Córdoba).

En enero de 1343, Yusuf I reconquistó Benamejí y entró en Estepa (Sevilla), aunque no pudo tomar su castillo. Debido a que la guerra se alargaba y los auxilios financieros no llegaban, parte de los nobles cristianos empezaron a mostrarse partidarios de negociar una tregua con los musulmanes. Por ello, las conversaciones se iniciaron y pronto fracasaron porque Yusuf I se negó a ser vasallo de Castilla y, además, insistió en no romper sus relaciones con el emir Abú-l-Hasan.

En mayo, Yusuf I se puso en marcha con un poderoso ejército para levantar el cerco de Algeciras. Para ganar tiempo, Alfonso XI aceptó acudir a una entrevista previa solicitada por el nazarí. Pero antes, dejó en el cerco parte de las tropas en previsión de un algún ataque de los sitiados y dispuso la distribución de sus tropas para afrontar la batalla. En esos días llegaron varios caballeros franceses, ingleses y alemanes para participar en el asedio. Por su parte Yusuf I, que también necesitaba ganar tiempo hasta que llegara la ayuda africana, mandó emisarios a Alfonso XI para concertar un acuerdo para levantar el cerco sin necesidad de guerrear. Pero las negociaciones fracasaron porque Alfonso XI no aceptó la cuantía de las indemnizaciones.

En junio, Yusuf I, después de consultarlo con Abú-l-Hasan, notificó su aceptación de la cuantía de las indemnizaciones. En contra de la opinión de parte de sus consejeros, Alfonso XI decidió, debido a su precaria situación financiera, aceptar la indemnización.

En julio, para participar en el cerco, llegó con sus tropas el rey de Navarra Felipe III de Evreux.

En septiembre, Alfonso XI reanudó los ataques a Algeciras con mayor contundencia y las flotas castellana y aragonesa atacaron a las naves enemigas en el puerto de Ceuta. Un intento de naves musulmanas de forzar el bloqueo de Algeciras fracasó a causa de una tempestad, y cuando la flota cristiana intentó perseguirla también fue maltrecha y dispersada hacia Cartagena, Valencia y África.

En octubre, la dispersión de las flotas castellana y aragonesa propició que un contingente meriní pudiera desembarcar en Estepona (Málaga). Mientras tanto, Yusuf I intentó de nuevo pactar y recibió la misma respuesta, pero fijando esta vez la indemnización en la cantidad de trescientas mil doblas de oro. Los mensajeros pidieron un salvoconducto para que Yusuf I acudiera a África para tratar con Abú-l-Hasan las condiciones de la tregua y trajera las doblas. Y así se hizo. Enterado el almirante Bocanegra de que la galera de Yusuf I volvería cargada de oro intentó apresarla, pero no lo consiguió. El nazarí protestó por la acción ante Alfonso XI.

En noviembre, los granadinos y benimerines atacaron por los tres vados del río Palmones al campamento cristiano situado en la margen derecha de aquel río que le servía de foso defensivo para su retaguardia. Alfonso XI, que ya había previsto el ataque, consiguió frenarlos en aquellos vados y tuvieron que desistir. A principios de diciembre lo volvieron a intentar por tierra y por mar, pero también fracasaron. Y fue a mediados de aquel mes cuando nuevamente se enfrentaron en el río Palmones y Alfonso XI consiguió la victoria.

A mediados de marzo de 1344, Yusuf I, comprendiendo que Algeciras estaba perdida, envió mensajeros para comunicar que entregaría la ciudad si se permitía que sus habitantes salieran con sus enseres. Además, ofrecía una tregua por diez años en la que entraría también Abú-l-Hasan, la entrada en vasallaje de Granada y doce mil doblas en concepto de parias. Después de varios desacuerdos con sus consejeros, Alfonso XI aceptó la capitulación y entró en Algeciras el veintisiete de aquel mes.

En abril de 1347, Yusuf I aprovechó la tregua para realizar un viaje oficial de veintidós días por la región oriental de su reino con el objeto de inspeccionar las defensas de una veintena de poblaciones y fortalezas fronterizas. En todos los lugares fue aclamado por sus habitantes.

En junio de 1348, el emir meriní Abú-l-Hasan fue destronado por su hijo Abú Inan Faris. Esta circunstancia fue aprovechada por Alfonso XI para preparar a su ejército para conquistar Gibraltar sin respetar la tregua firmada. En agosto del año siguiente se dispuso a comenzar el cerco plantando su real en las cercanías de la actual La Línea de la Concepción. Ante la imposibilidad de recibir ayuda de los benimerines, Yusuf I sólo pudo enviar algunas tropas para socorrer a los sitiados y realizar varias operaciones de distracción en la frontera, como la de arrasar los campos de Alcaraz (Albacete) y Quesada (Jaén) y asediar Écija.

A finales de año, Yusuf I continuó con sus ataques enviando a su hayib Ridwan con tropas para, después de dos días de sitio, conquistar Cañete la Real (Málaga).

A principios de 1350 la peste negra, que asolaba Europa, llegó al real de Alfonso XI y provocó la muerte del rey en marzo. Ello determinó el fin del asedio.

En julio, Yusuf I firmó un acuerdo de paz con Pedro I, nuevo rey de Castilla y León. Por él, Granada pagaría parias a Castilla y aportaría caballería si Pedro I la reclamaba. El acuerdo, y el acogimiento por parte de Yusuf I de Abú l-Fall y Abú Salim Ibrahim, hermanos rebeldes del nuevo emir africano, provocaron un enfriamiento en las relaciones entre Yusuf I y Abú Inan Faris, que protestó y pidió al nazarí la expatriación de los príncipes, a lo cual Yusuf I se negó.

En octubre de 1354, cuando Yusuf I se encontraba orando en la mezquita mayor de la Alhambra, un individuo perturbado lo apuñaló. Inmediatamente fue llevado a sus aposentos y aquel mismo día murió. Fue sucedido por su hijo Muhammad V.

Con el reinado de Yusuf I se inició una época de esplendor del emirato nazarí con una economía y sociedad florecientes y una brillante actividad intelectual, científica y artística.


Sucesos contemporáneos

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Reyes y gobernantes coetáneos (sólo en la Península Ibérica)

Castilla y León:  

Reyes de Castilla y León.

Alfonso XI (1312-1350).
Pedro I "el Cruel" (1350-1369).

Aragón:

Reyes de la Corona de Aragón.

Alfonso IV "el Benigno" (1327-1336).
Pedro IV "el Ceremonioso" (1336-1387).

Navarra:

Reyes de Navarra.

Juana II (1328-1349) y Felipe III de Evreux (1328-1343).
Carlos II "el Malo" (1349-1387).

Condado catalán
no integrado en la
Corona de Aragón:

Condes de Pallars-Sobirá.

Arnaldo Roger II (1327-1343).
Ramón Roger II (1343-1350).
Hugo Roger I (1350-1366).

Mallorca:

Rey de Mallorca.

Jaime III (1324-1349).

------- En 1349 es conquistado por la Corona de Aragón.

Portugal:

Rey de Portugal.

Alfonso IV (1325-1357).

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