Martín I "el Humano"
Rey
de la Corona de Aragón (1356<1396-1410>1410)
Rey de Sicilia
(1409-1410)
Genealogía
Su reinado
El infante Martín nació en Perpiñán (actual Francia) en 1356. Era el hermano menor de Juan I “el Cazador”, rey de la Corona de Aragón, y por tanto segundogénito de Pedro IV “el Ceremonioso” y de su esposa Leonor, hija del difunto rey de Sicilia Pedro II y sobrina-nieta de Jaime II de Aragón y I de Sicilia. Cuando tenía cinco años de edad, su padre, que anteriormente le había concedido los títulos de conde de Besalú y de Jérica, acordó sus esponsales con María de Luna, hija del fallecido conde Lope de Luna. Once años más tarde, en junio de 1372, se celebraron las bodas en la catedral de Barcelona.
En octubre de 1377, Pedro IV se casó en Barcelona con su concubina la joven viuda Sibila de Fortiá. A pesar de las buenas relaciones que existieron antes del matrimonio entre Sibila y los infantes Juan y Martín, futuros reyes Juan I “el Cazador” y Martín I “el Humano”, la boda se celebró en contra de la opinión de los dos hermanos, que veían con preocupación la escalada hacia el poder de la nueva reina y su familia. Ello generó un mutuo odio, que no disimularon, entre Sibila y sus hijastros.
En 1380, Pedro IV propuso al infante Juan que se casara con su nieta la reina María de Sicilia para vincular con mayores derechos aquel reino a la Corona de Aragón. Se haría después de obtener la dispensa papal, ya que era sobrina del infante. El heredero se opuso rotundamente a los deseos de su padre y, además, le informó que se iba a casar con la hija del duque de Bar, Violante (o Yolanda), sobrina de Carlos V de Francia. Efectivamente, ese mismo año la boda se celebró en la catedral de Perpiñán sin la presencia de los reyes. La desobediencia del infante Juan hizo que Pedro IV, muy ofendido, se planteara la opción de que fuera su nieto Martín “el Joven”, hijo de su segundogénito, el que se casara con la reina siciliana.
En junio de 1383 acudió a las Cortes, que se celebraban en Monzón (Huesca), Brancaleone Doria, esposo de Leonor, hermana del asesinado juez (mandatario) de Arborea (uno de los distritos en que estaba dividida la aragonesa isla de Cerdeña). Durante la estancia de Brancaleone en Barcelona, su esposa, que se había declarado regente de su hijo Federico, comenzó a preparar una rebelión contra la Corona de Aragón. En diciembre, Pedro IV envió a Cerdeña a Brancaleone con unos acuerdos que pacificarían a Leonor, pero para asegurar el pacto debería entregar a su primogénito Federico como rehén. La oposición de Leonor a los acuerdos supuso el encarcelamiento de Brancaleone.
En agosto de 1386, la regente Leonor de Arborea, a cambio del sometimiento a la Corona, pactó con Pedro IV la libertad de su marido y la de todos los prisioneros sardos.
En enero de 1387, inmediatamente después de morir el rey Pedro IV, el infante Martín, por orden de su hermano, capturó y encarceló a la reina Sibila, que fue acusada de traición, hurto y abandono del rey. Posteriormente, la reina viuda y su hermano, gracias a la mediación del papa cismático Clemente VII de Aviñón, conservaron la vida y, a cambio de la renuncia de los bienes donados por Pedro IV y de su alejamiento de la corte, recibieron una pensión anual de veinte mil y doce mil sueldos, respectivamente. No tuvieron la misma suerte algunos de sus partidarios, que fueron ejecutados. El infante Juan, ya rey de la Corona de Aragón como Juan I, entregó los bienes de Sibila y los de sus allegados a su esposa Violante, aumentando así su ya considerable fortuna personal que la convertía en una de las personas más acaudalada y de más influencia de la corte.
A mediados de aquel mismo mes, Juan I envió como gobernador de las islas de Córcega y Cerdeña a Juan Pérez de Arenós con la misión de negociar la paz con la autoproclamada regente Leonor que se había independizado en el distrito de Arborea y declarado nuevamente la guerra a la Corona de Aragón. Meses más tarde, tras la muerte de Federico de Arborea, primogénito de Leonor, le sucedió su hermano Mariano V.
En enero de 1388 se reunieron en Cagliari (Cerdeña) Leonor y su hijo Mariano V con los representantes de Juan I, entre los que se encontraban el infante primogénito del rey y en infante Martín, para firmar la paz con Arborea.
En octubre de 1389, las tropas del conde de Armañac, que habían invadido Cataluña, saquearon las tierras de la actual provincia de Gerona. Para enfrentarlas, Juan I, en diciembre, ordenó a su hermano el infante Martín, al que había concedido el título de duque de Montblanch y nombrado su lugarteniente, que se dirigiera a los Pirineos con todas las fuerzas que pudiera reunir para que le diese tiempo de reclutar tropas aragonesas y valencianas.
En marzo de 1390, al mando de todo su ejército, Juan I consiguió que las tropas francesas se retiraran y así poner fin a la invasión.
También en aquel año, Juan I firmó un tratado de paz con el dogo (máximo dirigente) de Génova para asegurar su no intervención en los asuntos de Cerdeña. También se concertó la boda entre Martín “el Joven”, hijo del duque de Montblanch, y la reina María de Sicilia, que había sido llevada para su seguridad a Barcelona en 1384, después de haber permanecido medio encerrada por su tutor y regente Artal de Alagón.
Nuevamente, en febrero de 1391, Leonor y su hijo Mariano V, volvieron a rebelarse contra el dominio aragonés. La respuesta de Juan I fue la de enviar tropas contra los rebeldes de Cerdeña.
En febrero de 1392, después de haberse celebrado la boda de Martín “el Joven” con María de Sicilia en noviembre del año anterior, el matrimonio se dirigió a la isla en compañía del duque de Montblanch, que pretendía afianzar la dinastía aragonesa reinstaurando en aquel trono a su nuera y a su hijo. La escuadra que los llevó, organizada por el duque como vicario general del reino de Sicilia, estaba al mando del almirante Bernardo de Cabrera, nieto del difunto valido de Pedro IV del mismo nombre.
En junio, cuando el duque ya se había apoderado de la isla de Sicilia y parecía que había finalizado la resistencia, se produjo la ejecución del magnate siciliano Andrea Chiaramonte. Ello provocó una gran rebelión nobiliaria que puso en peligro la vida de los reyes y la del propio duque al ser asediados en el castillo de Catania (en la costa este de Sicilia). Ante la insuficiencia de recursos militares para dominar la rebelión, el almirante Bernardo de Cabrera volvió a Barcelona para conseguir refuerzos. Pero debido a la penuria de las arcas reales, el almirante tuvo que empeñar sus tierras y pedir préstamos personales para contratar gentes de armas. Con ellos volvió a Sicilia en compañía de algunos caballeros en dos naves aportadas por Juan I. Allí consiguió auxiliar a los reyes y al duque, y resistir hasta que llegaran los auxilios de Juan I. Mientras tanto, la rebelión en Cerdeña, encabezada ahora por Brancaleone, se extendía por toda la isla. Para enfrentarla, Juan I decidió que la flota enviada a Sicilia sirviera también para acabar con los rebeldes sardos; además, preparó una expedición, que quería mandar personalmente, y cuya salida se programó para abril del año siguiente.
En el verano de 1393 los rebeldes sardos habían logrado apoderarse de casi toda la isla, y solamente Alguer y pocas plazas más permanecieron fieles a la Corona. A pesar de ello, Juan I aplazó a septiembre la salida de la expedición, y únicamente mandó mensajeros a su hermano para que acelerara los preparativos para acudir a Cerdeña. En diciembre volvió a aplazar la salida hasta abril del año siguiente poniendo de manifiesto el fracaso de una empresa que ya no se realizaría. Pero para justificar el esfuerzo realizado para preparar la expedición, envió una flota de veinte galeras a Sicilia, y otra más pequeña a Cerdeña en auxilio de Alguer y de las otras plazas.
En agosto de 1394, las tropas reales lograron rendir Catania. A pesar de ello, Sicilia continuó sin estar pacificada del todo por el estallido de una nueva rebelión.
En septiembre, tras el fallecimiento del papa Clemente VII, fue elegido papa en Aviñón el cardenal aragonés Pedro de Luna, emparentado con María de Luna, que tomó el nombre de Benedicto XIII. Había firmado, junto con los cardenales que lo eligieron que terminarían con el Cisma de la Iglesia aun a costa de renunciar a su nombramiento.
En mayo de 1395, los duques que habían sido regentes en la minoría de Carlos VI de Francia se trasladaron a Aviñón para solicitar la abdicación voluntaria de Benedicto XIII. Durante dos meses intentaron convencerlo, incluso utilizando la violencia, sin conseguirlo. El papa argumentaba su negativa apoyándose en que la abdicación no tenía precedente en el derecho canónico; por ello, propuso la vía iustitiae que consistía en que los dos papas se reuniesen para encontrar una solución al Cisma, y si no llegaban a un acuerdo dejarían que unos árbitros decidieran la legitimidad de uno de ellos.
El diecinueve de mayo de 1396, el rey Juan I, mientras cazaba en el condado de Ampurias, sufrió una especie de apoplejía y cayó muerto del caballo. Dejaba tras de sí un reino sin herederos legítimos, endeudado y envuelto en escándalos de corrupción que afectaban a numerosos cortesanos. Para resolver el problema dinástico, los tres Estados de las Cortes de Cataluña nombraron rey a su hermano el infante Martín, duque de Montblanch, que continuaba en Sicilia, y reina a su esposa María de Luna. Las cortes catalanas acordaron enviar una embajada para suplicar al nuevo rey que volviera para tomar posesión de sus reinos peninsulares.
A finales de aquel mes, la nueva reina convocó al arzobispo de Tarragona y a varios caballeros para constituir un Consejo de regencia bajo su autoridad en espera de que el rey Martín I llegara de Sicilia. Una vez constituido, el Consejo acordó procesar a la camarilla del difunto Juan I. Para ello, nombraron una comisión de cuatro ciudadanos para que realizasen las indagaciones; pero debido a la influencia y poderío de los encausados, los comisionados se mostraron temerosos y tuvieron que ser amenazados de inhabilitación por el Consejo para que cumplieran su cometido.
A primeros de junio comenzó el procesamiento de cuarenta cortesanos bajo la acusación, entre otros delitos, de alta traición, corrupción y conspiración para que el conde de Foix, casado con la infanta Juana, hija de Juan I, fuese sucesor de su suegro.
En ese mes, la reina viuda Violante de Bar comenzó a difundir que se encontraba embarazada y, por tanto, si nacía un varón sería el nuevo rey. Una comisión de damas nombradas por el Consejo visitó a Violante y, tras examinarla, dictaminó la falsedad del embarazo.
En septiembre, el conde Mateo de Foix, después de haberse autoproclamado rey de Aragón al considerar en contra de lo dispuesto en el testamento de Juan I que tenía derecho al trono por ser consorte de la infanta Juana, hija del difunto rey, atravesó los Pirineos con tropas mercenarias francesas y con las del conde de Armañac. Además, contó con el apoyo del conde de Ampurias y del duque de Berry, lugarteniente del rey de Francia en el Languedoc. Para afrontar la situación, la reina regente encarceló al conde de Ampurias y ocupó los castillos y villas que habían sido cedidas al conde Foix al contraer matrimonio con la infanta Juana. Mientras tanto, el conde de Foix logró llegar con sus cinco mil hombres hasta Castellón de Farfaña, cerca de Balaguer (Lérida), donde fue rechazado por las tropas enviadas por la reina regente, al mando del conde Pedro de Urgel. Mientras se sucedían estos hechos, la reina regente envió naves con tropas a Sicilia que reforzaron a Martín I y le permitieron acabar con la rebelión conquistando numerosas ciudades.
En diciembre, una vez pacificada Sicilia, Martín I abandonó la isla después de haber nombrado un consejo que asesoraría a su hijo. Tras una breve estancia en Cerdeña y Córcega, arribó a Marsella (actual Francia) para dirigirse a la ciudad pontificia de Aviñón donde intentó convencer a Benedicto XIII de promover un plan que resolviera el Cisma sin que implicara su abdicación.
En mayo de 1397, Martín I regresó a Barcelona donde confirmó los privilegios de la ciudad. También, recibió a una comisión de representantes aragoneses que le recordaron la obligación de acudir a Zaragoza para jurar los fueros y privilegios del reino y la de ser jurado y coronado como rey en aquella ciudad. El rey, en una de sus primeras actuaciones, dictó sentencia contra el conde de Foix declarándole rebelde y confiscando su vizcondado de Castellbó en el norte de la actual provincia de Lérida.
En octubre, mientras Martín I juraba los fueros y privilegios en Zaragoza ante el Justicia de Aragón, el conde de Foix realizaba otra intentona atacando por Aragón, pero fue definitivamente derrotado junto al castillo de Tiermas, en el norte de la actual provincia de Zaragoza, y tuvo que retirarse a sus dominios donde falleció poco después sin descendencia. Le sucedió su hermana Isabel, casada con un noble de Gascuña que se enfrentó militarmente a Carlos VI de Francia porque éste quería anexionarse el condado.
En marzo de 1398, Martín I convocó Cortes Generales para abril. En ellas, además de jurar al rey de Sicilia Martín “el Joven” heredero de su padre, se concedió al rey un total de ciento sesenta mil florines para desempeñar las propiedades reales.
En agosto, en represalia por el saqueo de Torreblanca (Castellón) y la profanación de su iglesia realizado en el verano del año anterior por los corsarios berberiscos del norte de África, el Consejo General de Valencia, puesto de acuerdo con los jurados de Mallorca, organizó una expedición de castigo, que fue considerada cruzada por Benedicto XIII a petición de Martín I, que saqueó y destruyó la villa de Tedeliz en el reino africano de Tremecén.
En septiembre, Martín I envió una escuadra a Aviñón para prestar ayuda a Benedicto XIII que estaba siendo asediado en su palacio pontificio por tropas enviadas por el rey de Francia, que le había retirado su apoyo. Pero el estiaje de las aguas del río Ródano impidió que las naves llegaran a la ciudad imposibilitando el desembarco de los aragoneses.
En diciembre, Martín I absolvió a todos los consejeros del reinado anterior que habían sido procesados. La razón era que, a pesar de que tenía otros consejeros, no podía prescindir de su experiencia y ciencia jurídica. De hecho, varios de ellos continuaban desempeñando sus cargos de gobierno antes del perdón general.
En abril de 1399, Martín I fue coronado en la Seo por el arzobispo de Zaragoza. Diez días después era coronada la reina María de Luna.
En septiembre, una nueva escuadra, que también tenía la condición de cruzada, fue rechazada por los berberiscos en su intento de asaltar la ciudad africana de Bona. La ayuda prestada a los defensores de la ciudad por los genoveses, rivales de la Corona de Aragón en el Mediterráneo, fue fundamental para hacer fracasar la expedición.
A partir de 1400, la crisis económica y social del reinado anterior se recrudeció en varias ciudades de la Corona con conflictos, frecuentemente armados, ente bandos de familias aristocráticas que provocaban el desorden en algunas ciudades que los reyes pretendieron reprimir. Fue el caso de Zaragoza, donde los jurados prohibieron, sin mucho éxito, que los ciudadanos apoyaran a cualquiera de los dos bandos: Lunas o Urreas. En otras ciudades se repetía la misma pauta; como en Barcelona, donde los Guis se enfrentaban a los Ametller; o en Valencia, donde los Centelles combatían a los Soler.
En mayo de 1401, poco después de que falleciera su hijo Pedro de dos años de edad, murió la reina María de Sicilia víctima de la peste. Su esposo Martín “el Joven” continuó reinando en solitario en contra de lo dispuesto en el tratado de 1372 firmado por su suegro, el difunto rey Federico III, con Nápoles y la Santa Sede. Debido a la falta de un heredero, el Consejo de Sicilia propuso el matrimonio de Martín l “el Joven” con la princesa Juana, hermana del rey Ladislao I de Nápoles, que había apoyado siempre a los rebeldes de Sicilia. Martín I se opuso y busco una alianza con Navarra.
En enero de 1402, Martín I y Carlos III de Navarra se reunieron entre las plazas de Cortes (Navarra) y Mallén (Zaragoza) para solventar algunos problemas fronterizos; entre ellos, el reconocimiento de la actual villa de Petilla de Aragón (Zaragoza) como lugar perteneciente a Navarra. Además, se revalidó la paz y alianza firmada en 1369 entre ambos reinos. Para reafirmarla acordaron el matrimonio de Martín “el Joven” con la infanta Blanca, segundogénita del rey navarro. El rey aragonés había descartado a la primogénita navarra Juana por su mala salud y por su difícil carácter. En la misma reunión, se decidió el matrimonio de la infanta Juana con Juan, hijo de Isabel de Foix. El compromiso de Blanca con el rey Martín “el Joven” se hizo realidad cuando en mayo se casaron por poderes. En noviembre la nueva reina se trasladó a Sicilia.
En abril, después de haber aplazado su llegada por la peste, Martín I entró en Valencia y reunió sus Cortes, pero debido al avance de la enfermedad tuvo que trasladarlas a Burjasot (Valencia) y luego a Altura (Castellón). En ellas fue jurado por rey, y dictó medidas para reprimir el bandolerismo.
En marzo de 1403, Benedicto XIII huyó de su palacio por un agujero en una pared practicado por los aragoneses. Disfrazado de campesino atravesó el bloqueo y se unió al duque de Orleans que le prestó auxilio.
En junio de 1404, Martín I celebró Cortes en Maella (Zaragoza) con un claro objetivo: pacificar el reino. Para ello se amplió los poderes del "Justicia de Aragón" y se consiguió que los bandos de los Luna y los Urrea cesaran en sus enfrentamientos, aunque por poco tiempo, ya que al año siguiente sus partidarios volvieron a sembrar el caos en el reino.
En ese año, Leonor de Arborea murió víctima de la peste dejando la dirección de la rebelión contra la Corona en manos de su marido Brancaleone Doria, que pasó a ser regente durante la minoría de edad de su hijo Mariano V.
En mayo de 1406, Martín I celebró Cortes catalanas en Perpiñán donde pronunció un discurso que, además de elogiar encendidamente a Cataluña recordando los episodios más notables de su historia, prometió hacer justicia a los súbditos que hubieran sufrido agravios. Durante sus sesiones, las Cortes acordaron enviar una flota de ciento cincuenta naves a Cerdeña para hacer frente a una sublevación patrocinada por Génova y por el vizconde Guillermo de Narbona, biznieto del juez Mariano IV de Arborea. Esta flota, unida a la enviada por el rey Martín de Sicilia, venció a la genovesa. Al mismo tiempo, el vizconde y los rebeldes sardos fueron derrotados en tierra.
A mediados de año, Martín I marchó a Valencia, después de haber prorrogado las Cortes que había trasladado a San Cugat del Vallés (Barcelona), para hacer frente a las banderías que se habían recrudecido con gran violencia.
También en ese año se produjeron otros acontecimientos: el acuerdo de matrimonio entre Isabel, hija del difunto Pedro IV y de Sibila de Fortiá, con Jaime de Aragón, primogénito del conde de Urgel; y las muertes de la reina viuda Sibila de Fortiá en noviembre, y la de la reina María de Luna en diciembre.
En 1407 murió Mariano V, y su padre Brancaleone Doria, que se consideró heredero de Arborea, continuó con escaso resultado la rebelión en aquel distrito sardo. Pero al año siguiente, la rebelión se extendió con gran violencia en toda Cerdeña cuando el vizconde de Narbona con la ayuda del papado, de Génova y de Ladislao I de Nápoles; al que se unió posteriormente Brancaleone, se postuló como pretendiente al reino de Cerdeña, y se incorporó a la lucha. Ante la gravedad de los acontecimientos, Martín I proclamó en noviembre una campaña de pacificación ante una asamblea en Barcelona de barones, caballeros y prelados.
En junio de 1408. Martín I nombró a Jaime, nuevo conde Urgel por el fallecimiento de su padre, lugarteniente del reino de Aragón para que pacificase el reino. Pero “el Justicia de Aragón” se opuso al nombramiento alegando que iba contra los fueros del reino. Ello provocó una discusión epistolar con el rey, que no aceptaba la resolución.
En mayo de 1409, para hacer frente a la rebelión, ciento cincuenta naves partieron desde Barcelona rumbo a Cáller (o Cagliari) en Cerdeña. El uno de junio, antes de llegar la escuadra catalana, las naves sicilianas de Martín “el Joven” vencieron a una escuadra genovesa. En tierra, las tropas expedicionarias desembarcadas en Cáller derrotaron a Brancaleone Doria y lo hicieron prisionero, lo que obligó al vizconde de Narbona a proseguir solo la guerra con un ejército de veinte mil hombres, entre sardos, genoveses y franceses. A finales de junio, un ejército menos numeroso de Martín “el Joven” derrotó cerca de la villa de Sanluri al vizconde, que tuvo que refugiarse en la occidental villa de Oristán.
A finales de julio murió, como consecuencia de unas fiebres, el rey Martín I “el Joven” sin descendencia legítima. Sólo dejó un hijo natural, llamado Fadrique (o Federico), habido con una dama siciliana, y una hija habida con otra dama siciliana. Ambos fueron educados en la corte de Barcelona. El difunto rey había dispuesto en su testamento que la reina Blanca continuase como regente y lugarteniente en Sicilia. Su suegro Martín I “el Humano”, nuevo rey de Sicilia, como sucesor de su hijo, confirmó a Blanca en la regencia.
En agosto, la muerte de Martín “el Joven” quiso ser aprovechada por los rebeldes sardos atacando al ejército expedicionario; pero estos respondieron lanzándose contra la plaza de Oristán y, con la ayuda de la flota, vencieron completamente a los rebeldes.
También en aquel mes, Martín I añadió al cargo de lugarteniente de Aragón que tenía el conde Urgel el de lugarteniente o gobernador general de todos los reinos, hasta que el rey tuviera un hijo varón, y cumpliese los cuatro años de edad, de un futuro matrimonio.
En septiembre, una comisión de las Cortes que se celebraban en Barcelona, encabezada por el conde de Urgel, aconsejó a Martín I la conveniencia de contraer nuevo matrimonio para resolver el problema sucesorio. El rey, viejo, obeso, enfermo y abatido, aceptó el ruego y se casó con Margarita de Prades. Su deseo de que fuera su nieto bastardo Fadrique el sucesor fue rechazado por todos los estamentos, que se negaron a reconocer por rey a un hijo ilegítimo.
En enero de 1410, Martín I, de acuerdo con su Consejo, entre otros: los arzobispos de Tarragona y Zaragoza, Francisco de Aranda, Juan Dezplá y gobernadores de Aragón y Cataluña, decidió escribir a los diputados de Valencia, Aragón y Mallorca pidiéndoles que se reunieran los estamentos de cada reino para elegir expertos que cooperaran en el estudio de testamentos y codicilos de todos los reyes anteriores, para así poder decidir a quién correspondía la sucesión. Tenía la facultad de decidirla sin consultar, pero buscaba la legalidad jurídica que impidiera una guerra civil en la Corona. Su decisión fue bien acogida por todos los súbditos, con la excepción de los partidarios del conde de Urgel. Diez letrados fueron elegidos, pero se ocuparon más de los votos de cada pretendiente que de estudiar las leyes. Ante las protestas de Fernando, infante de Castilla, el rey prohibió a los letrados ocuparse de los derechos de los candidatos.
A mediados de abril, diputados de las cortes catalanas, que no habían sido llamados, pidieron al rey que fueran todos los territorios los que señalaran al futuro sucesor. El rey contestó con desagrado que había hecho la consulta por su propia voluntad sin súplica de nadie. Cuando comenzaron las deliberaciones, las rencillas de los consultados por imponer sus criterios hicieron fracasar la consulta.
A mediados de mayo, Martín I revocó el nombramiento de lugarteniente del reino de Aragón al conde de Urgel debido a los disturbios que había provocado en Zaragoza al entrar en la ciudad con tropas para enfrentarse al gobernador, al Justicia y al arzobispo. Además, le prohibía usar los nombramientos hasta que el “Justicia” los aprobase.
El treinta y uno de aquel mes, Martín I murió sin poder tener descendencia de su matrimonio con la reina Margarita, y sin haber nombrado sucesor; a pesar de haber recibido muy poco antes embajadas y alegatos de diferentes personajes que intentaban mostrar la idoneidad de sus patrocinados para ser nombrados herederos; como la que recibió del duque de Anjou Luis II, rey de Nápoles, casado con Violante (o Yolanda), sobrina carnal de Martín I e hija del difunto rey Juan I, que pedía para su hijo de seis años Luis, duque de Calabria, el nombrado de heredero; o la que realizó la madre del conde de Urgel cuando, zarandeando irrespetuosamente al rey en su lecho de muerte, le pidió, o exigió, que nombrara a su hijo sucesor porque tenía todo el derecho. En casi su último suspiro, el rey respondió que ignoraba tal derecho.
Martín I, recibió el sobrenombre de “el
Humano” por la protección que prestó a las Humanidades
y ser un rey ilustrado, culto, prudente y de carácter bondadoso.
Sucesos contemporáneos
Reyes y gobernantes coetáneos
Castilla y León: | Reyes de Castilla y León. Enrique III "el Doliente" (1390-1406). |
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Navarra: | Rey de Navarra. Carlos III "el Noble"(1387-1425). |
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Condado catalán no integrado en la Corona de Aragón: |
Conde de Pallars-Sobirá. Hugo Roger II (1369-1416). |
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Al-Andalus: |
Emires del reino nazarí de Granada. Muhammad VII (1392-1408). |
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Portugal: | Rey de Portugal. Juan I (1385-1433). |
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Francia: | Rey de Francia. Carlos VI (1380-1422). |
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Alemania: | Rey de Germania. Wenceslao (1378-1400). (Dinastía de Wittelsbach). Roberto de Palatinado (1400-1410). (Dinastía de Luxemburgo). Segismundo (1410-1437). |
Reyes de Romanos. (Emperadores del Sacro Imperio sin coronar). Wenceslao (1378-1400. |
|||
Italia: | Reyes de Italia (Norte). ------- Perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico desde 962. |
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Dux de la República de Venecia. Antonio Venier (1382-1400). |
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Estados Pontificios (Papas). Cisma de Occidente (1378-1417). ------- (Papas en Roma). Bonifacio IX (1389-1404). ------- (Papa en Aviñón). Benedicto XIII (1394-1417). ------- (Papas por el Concilio de Pisa). Alejandro V (1409-1410). |
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Reyes de Sicilia. María (1377-1402). |
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Reyes de Nápoles. Ladislao I (1386-1414). |
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Britania: | Escocia: |
Reyes de Escocia. Roberto III (1390-1406). |
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Inglaterra: |
Reyes de Inglaterra. Ricardo II (1377-1399) (Obligado a abdicar). (Dinastía de Lancaster). Enrique IV (1399-1413). |
||||
División del Imperio bizantino. (Bizancio): |
Imperio bizantino. Manuel II (1391-1425). |
Imperio de Trebisonda. Manuel III (1390-1417). |
Despotado de Épiro. Esaú (1385-1411). |
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Imperios y sultanatos musulmanes: | Califato árabe abbasí: | Califas abbasíes. (Dentro del sultanato mameluco de El Cairo). Al-Mutawakkil I (1389-1406) 3ª vez. |
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Sultanato benimerín o meriní: |
Sultanes. Abd ul-Aziz II (1393-1398). |