Jaime II
Rey
de Mallorca (1243<1276-1311>1311)
Genealogía
Antecedentes del reino de Mallorca
El primer reino en el archipiélago balear surgió después de que el califato de Córdoba sufriera en 1009 una profunda crisis política debida a la desaparición de la poderosa familia amirí (Almanzor y sus hijos) y al golpe de estado de Muhammad II al-Mahdí que provocó la abdicación del califa Hisham II. Aquellos sucesos provocaron en al-Andalus un período de más de dos décadas de guerras civiles (fitna) y la fragmentación política del califato. El nuevo califa inició una represión contra los saqalibas (antiguos esclavos eslavos que habían ocupado altos puestos en la Administración y en la milicia califal) por no haberlo apoyado. Éstos tuvieron que huir y refugiarse en diferentes lugares de al-Andalus, aunque mayoritariamente lo hicieron en la zona de Levante donde consiguieron constituir varios reinos de taifas. Uno de ellos fue el de Denia, fundado por el eslavo Muyahid en 1010/2. Este reino integraba el archipiélago balear que Denia controlaba mediante gobernadores.
En 1076, el reino taifa de Denia cayó bajo la soberanía de al-Muqtadir, régulo árabe de la taifa de Zaragoza. A partir de esa fecha, Baleares siguió su propio camino como reino de taifa independiente. Fue el eslavo Abd Allah ben Aglab al-Murtada, que gobernaba en aquel año, el que se alzó como soberano.
En 1114, tropas procedentes de las ciudades de Pisa, Florencia y Roma, entre otras, junto con las del condado de Barcelona, siguiendo la convocatoria de cruzada del papa Pascual II, desembarcaron en la isla de Mallorca al mando del conde Ramón Berenguer III de Barcelona. Lo hicieron para hacer frente a las frecuentes expediciones de piratería del régulo balear Mubassir ben Sulayman Nasir, sucesor de al-Murtada. Tras vencer a las tropas de la taifa en campo abierto, pusieron sitio a Madina Mayurqa (Ciudad de Mallorca). Después de varios meses de asedio, Mubassir pidió una paz que no fue aceptada. A finales de año Mubassir murió, y fue su sucesor Abú l-Rabi el que, al no poder seguir resistiendo el asedio, se rindió en abril de 1115. Sin embargo, el reino taifa de Baleares no quedó bajo control cristiano, ya que el conde de Barcelona Ramón Berenguer III tuvo que trasladarse al continente para hacer frente a los almorávides. Éstos aprovecharon su retirada para hacerse con el control del archipiélago en 1116.
Durante varios años se fueron sucediendo gobernadores del Imperio almorávide al frente de las Baleares, hasta que en 1147, como consecuencia del hundimiento del Imperio, el gobernador Muhammad ben Ganiya dejó de serlo para convertirse en régulo independiente. Reconoció al califa abbasí de Bagdad e inició la dinastía de los Banu Ganiya en las Baleares. Al primer Ganiya le sucedieron cinco régulos de la misma dinastía en seis reinados.
En 1202, el Imperio almohade, que había acabado con el almorávide, envió desde Denia una flota que consiguió apoderarse de la isla de Menorca. Al año siguiente otra flota conquistó Mallorca a su último régulo Abd Allah ben Ishaq, y con ello desapareció el reino taifa de Baleares.
En 1228, el califa almohade Abú l-Ala al-Mamun, ante el escaso acatamiento de sus súbditos en al-Andalus y el alzamiento generalizado contra los almohades, que desembocó en el surgimiento de los terceros reinos taifas, abandonó la Península y pasó al Magreb. Con esta acción se cerró la vinculación de la dinastía almohade con al-Andalus, aunque todavía quedaron algunas autoridades almohades aisladas y resistiendo por su cuenta, como fue el caso de Baleares.
En septiembre de 1229, Jaime I “el Conquistador”, rey de la Corona de Aragón, desembarcó con sus tropas en la isla de Mallorca y puso sitio a la Ciudad de Mallorca. En diciembre, los sitiadores entraron en la ciudad, la saquearon y cogieron prisionero al gobernador almohade Abú Yahya. Las desavenencias en el ejército aragonés por el reparto del botín impidieron que Jaime I conquistara la isla de Menorca y que dejara algunos núcleos de resistentes en Mallorca antes de regresar a la Península. Ello propició que los musulmanes crearan el reino taifa de Menorca desvinculado del poder almohade.
En 1230, Mallorca fue constituida como un territorio más de la Corona de Aragón bajo el nombre de “Regnum Maioricarum et insulae adyacentes”.
En el verano 1231, Jaime I volvió a Mallorca al ser informado de que los musulmanes no sometidos querían rendirse. Una vez conquistada toda la isla, se dirigió a Menorca para instar a sus habitantes a rendirse. Estos, al comprobar que no tendrían ayuda del Imperio almohade, decidieron negociar la capitulación que se plasmó en el tratado de Capdepera, por el cual los musulmanes menorquines aceptaron ser un protectorado bajo la soberanía de Jaime I, que supuso la enfeudación de Menorca a la Corona de Aragón.
En 1235, Ibiza y Formentera fueron conquistadas por una expedición, autorizada por Jaime I, comandada por el arzobispo de Tarragona Guillem de Montgrí, a la que se habían unido el infante Pedro de Portugal y el conde Nuño Sans. Con esta acción, el archipiélago balear se incorporó a la Corona de Aragón en su totalidad.
Su reinado
Jaime II de Mallorca nació en Montpellier en 1243 y era el segundo hijo de Jaime I “el Conquistador” y de su segunda esposa Violante de Hungría. En condiciones normales de sucesión, Jaime no habría tenido opciones de reinar al tener dos hermanos mayores que él: Alfonso, hijo primogénito de Jaime I y de su primera esposa Leonor de Castilla; y Pedro, primer hijo de Jaime I y de su segunda esposa.
El futuro Jaime II llegó a reinar en Mallorca porque se produjeron dos circunstancias que lo favorecieron. La primera y fundamental fue que su madre, según iba teniendo hijos, imponía a Jaime I la redacción de sucesivos testamentos que dividían la Corona para encumbrarlos; la segunda fue la muerte de sus dos hermanos mayores que le facilitaron su llegada al trono de Mallorca.
Cuando nació Jaime, su madre, como ya había hecho cuando nació su primer hijo Pedro, presionó a Jaime I para que dictase un tercer testamento que diera un reino al recién nacido. Anteriormente, en 1232, el rey había testado por primera vez para ratificar como heredero a su único hijo Alfonso; y en 1241, despreciando el derecho sucesorio del reino de Aragón que impedía el reparto de las tierras heredadas y dejaba libres de reparto las conquistadas, había dictado un segundo testamento donde dividió la Corona entre Alfonso y el recién nacido Pedro. El reparto en este tercer testamento fue el siguiente: Alfonso recibiría Aragón; Pedro obtendría Cataluña; y Jaime reinaría sobre Mallorca, Valencia, los condados del Rosellón, Conflent y Cerdaña, y el señorío de Montpellier.
En 1248, el infante Jaime, después de haber tenido como preceptor a Raimundo Lulio, fue enviado a la corte de París, donde permaneció seis años, para que completara su formación.
En ese mismo año, Jaime I volvió a dictar un cuarto testamento para dar un reino a su nuevo hijo Fernando, que había nacido en 1245. En él, Aragón, sin Ribagorza que se integraba en Cataluña, quedaría para Alfonso; Cataluña y Mallorca sería para Pedro; Jaime obtendría Valencia; y Fernando se quedaría con el Rosellón, la Cerdaña, Conflent y el señorío de Montpellier.
En 1250, la muerte del infante Fernando llevó a Jaime I a dictar, al año siguiente, un quinto testamento. En él, Alfonso mantendría Aragón sin Ribagorza; Pedro recibiría Cataluña, Ribagorza, el Rosellón, la Cerdaña y Conflent; y para Jaime sería Valencia, Mallorca y el señorío de Montpellier.
En 1256, el infante Jaime, siguiendo las órdenes de su padre, se trasladó a Mallorca, que estaba en proceso de asentamiento de pobladores cristianos, para ser jurado como heredero del reino de Mallorca.
En agosto de 1262, ante las fuertes discusiones entre sus hijos Pedro y Jaime por el destino de la herencia de su hermanastro Alfonso, fallecido en 1260, Jaime I firmó un sexto y último reparto que supuso la partición definitiva de la Corona. Por él, a Pedro le correspondió Aragón, Valencia y Cataluña; y a Jaime el reino de Mallorca, incluido el vasallo reino taifa musulmán de Menorca, y los dispersos territorios continentales del Rosellón, Cerdaña, Conflent, Capsir, Vallespir, la fortaleza-puerto de Colliure, las villas de Perpiñán, Puigcerdá, Prades, Vilafranca de Conflent, Vinsá, el señorío y la villa de Montpellier y los vizcondados de Omeladés y Carladés. El reparto fue ratificado con un testamento dictado en 1272.
En octubre de 1275, el infante Jaime contrajo matrimonio en Perpiñán con Esclaramunda de Foix, hija del titular del condado de Foix, fronterizo con el Rosellón. Jaime I había concedido a su hijo la libertad de elegir esposa, después de haber fracasado en su intento de casarlo con Beatriz de Saboya. El matrimonio fijó su residencia en Perpiñán.
Con la muerte de Jaime I “el Conquistador”, en julio de 1276, dio comienzo el proceso de partición de la Corona de Aragón, con el desacuerdo de su nuevo rey Pedro III. En septiembre, Jaime II fue coronado rey de Mallorca en la iglesia de santa Eulalia de la Ciudad de Mallorca, donde juró los privilegios del reino y sus súbditos le prestaron el juramento de fidelidad. Más tarde, recibió en Perpiñán el juramento de sus súbditos continentales. El nuevo reino sería, según las disposiciones de Jaime I, una entidad independiente de la Corona de Aragón, aunque unida a ella por un vínculo de fraternidad y, sólo en el caso de la falta de herederos legítimos volvería a la Corona de Aragón.
En 1278, varios condes del norte de Cataluña, entre los que se encontraban el de Foix, Urgel, Cardona y Pallars, rompieron su vasallaje con Pedro III de Aragón y promovieron una revuelta en Cataluña. Jaime II era ajeno al conflicto, pero se puso de parte de su cuñado el conde de Foix y firmó con él una alianza defensiva. La revuelta, que contó con pocos seguidores, fue sofocada por Pedro III.
En 1279, el rey aragonés, que no aceptaba la partición de la Corona y quería apoderarse del reino de Mallorca, encontró, posiblemente, una excusa en la alianza de Jaime II con el derrotado conde de Foix para arrancarle en Perpiñán un tratado de vasallaje. Tratado que Jaime II tuvo que firmar consciente de la debilidad de su desperdigado reino ante la amenaza de una posible guerra contra su hermano. En él se reconocía que Jaime II era vasallo de Pedro III y que el reino de Mallorca era un feudo del rey de Aragón, excepto el señorío de Montpellier que Jaime II lo poseía en feudo del obispo de Magalona, quien conservaba el dominio directo sobre Montpelleret, uno de los distritos periféricos de la ciudad de Montpellier. Además, entre otras disposiciones, se determinaba que las únicas cortes serían las de Barcelona, a las que Jaime II o sus descendientes deberían acudir anualmente o cuando se les citara; que la moneda catalana sería la única que circularía en el Rosellón y la Cerdaña; y que en estos territorios tendrían vigencia los usos, costumbres y constituciones de Barcelona. En contrapartida, Pedro III aceptaba el reparto hecho por su padre y prometía defender el reino de Mallorca. Para dar fe de lo que consideraba un atropello, Jaime II redactó un codicilo secreto denunciando la imposición del tratado y su nulidad por ser contrario al testamento de Jaime I.
En 1281, Jaime II asistió en Tolosa (en la actual Francia) a una reunión concertada entre el rey de Francia Felipe III y Pedro III para establecer un acuerdo de paz o de neutralidad. El rey aragonés necesitaba el acuerdo porque el rey francés aspiraba a llevar la frontera de su reino a los Pirineos; apoyaba a su tío Carlos de Anjou, rey de Sicilia, en su contencioso con Constanza, esposa de Pedro III, por los derechos de aquel reino; y porque dominaba Navarra por el compromiso matrimonial de la reina Juana con su hijo, el futuro Felipe IV. En la reunión no se llegó a ningún compromiso. Sólo se puso de manifiesto el deseo de Jaime II de no verse mezclado en ningún tipo de confrontación entre los dos reinos vecinos. Pero los siguientes acontecimientos impidieron que se cumpliera aquel deseo: en primer lugar, Pedro III fue proclamado rey de Sicilia en 1282, había expulsado a Carlos de Anjou de la Isla y fue por ello excomulgado por el papa Martín IV; como consecuencia, en 1283, el papa desposeyó a Pedro III de su reino peninsular y lo ofreció “a cualquier católico que lo pueda adquirir”; varios meses después, pidió a Felipe III que aceptase la Corona de Aragón para su segundo hijo Carlos de Valois y que iniciara una cruzada contra Pedro III; y por último, en 1284, Felipe III aceptó la Corona de Aragón para su hijo Carlos, que inmediatamente se tituló rey de Aragón, de Valencia y conde de Barcelona, e inició los preparativos para invadir Cataluña. Por todo ello, Jaime II se encontró en una difícil situación, ya que al ser vasallo de su hermano Pedro tenía la obligación de ayudarlo, pero el papa lo había excomulgado y por tanto ya no le debía obediencia. Esto y el rechazo a su enfeudación lo llevaron a firmar una alianza con Felipe III por la que se comprometió a apoyarle y a dejar pasar por sus territorios al ejército francés; a cambio, Felipe III se obligó a dar el reino de Valencia a Jaime II si le ayudaba a conquistar Cataluña.
En abril de 1285, Pedro III, conocedor de la alianza, invadió con una pequeña fuerza el reino de Mallorca logrando ocupar Conflent y tomar Perpiñán. Allí cogió prisioneros a toda la familia real. Jaime II, que se encontraba enfermo, tuvo que entregar a su hermano los castillos del Rosellón, pero por la noche consiguió huir por un túnel secreto. A continuación, Pedro III dejó en libertad a la reina Esclaramunda, pero sus hijos fueron tomados como rehenes y encarcelados en el castillo de Torroella de Montgrí (Gerona). Esta acción, y la creencia de que Jaime II había sido asesinado, provocaron un levantamiento popular que obligó a Pedro III a regresar a su reino.
En mayo, Felipe III y sus hijos Carlos y Felipe de Navarra penetraron con su ejército en el Rosellón y acamparon junto a Perpiñán, donde Jaime II hizo entrega a Felipe III de cien rehenes y de los castillos de Rosellón y Perpiñán. Los habitantes de algunas ciudades se rebelaron por no estar de acuerdo con aquella decisión, pero casi todos tuvieron que resignarse. Una de ellas, Elna, resistió y fue masacrada por las tropas francesas. Con el Rosellón dominado, el ejército de Felipe III intentó entrar en Cataluña por el paso de Panisars, pero quedó atascado durante varias semanas en su entrada porque los almogávares de Pedro III dominaban las alturas del paso. A mediados de junio, los franceses, que habían encontrado otro paso, invadieron el Ampurdán y se apoderaron de varias poblaciones. A finales de aquel mes comenzaron el asedio a Gerona. A principios de septiembre, Felipe III, enfermo, sin avituallamientos por la destrucción en Rosas de la flota que abastecía a las tropas francesas y con su ejército diezmado por la disentería, levantó el cerco e inició el regreso a Francia. Cuando llegó a Perpiñán, murió. (El cronista coetáneo Ramón Muntaner sitúa el fallecimiento cerca de Perelada).
A finales de septiembre, Pedro III, después de rechazar la invasión, decidió apoderarse de Mallorca como respuesta a la actuación de Jaime II en la invasión francesa. Pero antes de embarcarse con sus tropas en Tarragona cayó enfermó, por lo que tuvo que encargar a su hijo Alfonso la realización de la invasión. En noviembre, durante la conquista de Mallorca, el infante Alfonso se enteró de la muerte de Pedro III. El día diecinueve del mismo mes, el gobernador de la Ciudad de Mallorca Ponce de Saguardia capituló.
Por el testamento que había suscrito Pedro III, sus hijos Alfonso y Jaime heredaron respectivamente la Corona de Aragón y el reino de Sicilia. También se establecía que de morir Alfonso sin descendencia, sería Jaime el nuevo rey de la Corona y dejaría a su otro hijo Federico (o Fadrique) el reino de Sicilia.
A principios de 1286, Alfonso III, nuevo rey de la Corona de Aragón, consiguió casi sin lucha la isla de Ibiza. Esta acción incitó a Jaime II a concentrar, junto con los navarros, tropas para invadir Cataluña y Aragón. En marzo los navarros atacaron, pero fueron derrotados. En respuesta, Alfonso III, en abril, envió la flota comandada por Roger de Lauria a asolar la costa continental del reino de Jaime II y la de Provenza.
A mediados de aquel año se firmó una tregua por un año entre Pedro III, Felipe IV “el Hermoso”, nuevo rey de Francia y Jaime II. A pesar de ella, Alfonso III decidió apoderarse del reino taifa musulmán de Menorca, vasallo de Jaime II.
En enero de 1287, Alfonso III desembarcó en Menorca y combatió contra los musulmanes menorquines y sus aliados tunecinos. Antes de un mes, el régulo Abú Umar ben Abú Said ben Hakam se rindió. Alfonso III le permitió viajar a África con su familia sin ninguna contraprestación, pero sus súbditos, para poder abandonar la isla, tuvieron que pagar un rescate, y los que no pudieron hacerlo fueron esclavizados. A continuación se produjo la repoblación de la isla con cristianos, siendo los catalanes el grupo mayoritario. Con esta conquista, todo el reino insular de Jaime II quedó bajo el dominio de la Corona de Aragón.
En mayo de 1288, Jaime II, con la ayuda de tropas francesas, invadió Cataluña y se apoderó de Requesens, Carmançó y La Junquera, aunque por poco tiempo, ya que en junio las tropas de Alfonso III le obligaron a volver al Rosellón. En julio del año siguiente, Jaime II volvió a invadir el Ampurdán, pero nuevamente fue rechazado por Alfonso III.
En abril de 1290, Jaime II, que intentaba recuperar su reino insular con acciones de guerra o políticas, asistió a las entrevistas, propiciadas por el papa Nicolás IV, en La Junquera y en Le Pertús entre Alfonso III y el rey de Nápoles Carlos II para llegar solventar sus diferencias sobre el reino de Sicilia. Durante las entrevistas, Alfonso III se negó a devolver las islas Baleares a Jaime II.
En febrero de 1291, se firmó en Tarascón (Provenza) un acuerdo de paz entre el papa Nicolás IV, Felipe IV, Carlos de Valois y Alfonso III para acabar con el contencioso de Sicilia. Una de las contraprestaciones que consiguió Alfonso III fue que las islas Baleares quedarían incorporadas a la Corona de Aragón. Ello suponía la pérdida definitiva del reino insular de Jaime II. Pero el tratado no se llevó a efecto porque Alfonso III murió en junio de aquel año.
En 1293, Felipe IV compró al obispo de Magalona, que era su vasallo, el dominio directo sobre Montpelleret y todos sus derechos feudales sobre el resto del señorío. A continuación puso al frente un rector que disponía de jurisdicción sobre los restantes distritos de la ciudad de Montpellier. Por aquel hecho, Jaime II de Mallorca, que ya era vasallo de Jaime II, nuevo rey de la Corona de Aragón (dos reyes con el mismo nombre), se cconvirtió también en vasallo de Felipe IV, aunque este no reclamó, de momento, el cumplimiento del derecho feudal.
En 1295, el nuevo papa Bonifacio VIII decidió acabar con el conflicto que generaba la posesión del reino de Sicilia. Para ello reunió en Anagni a los embajadores de todas las partes implicadas y consiguió que redactaran un tratado por el cual los reyes renunciaban a todas sus conquistas y pretensiones. Además, por mandato del papa, las islas Baleares serían devueltas a Jaime II de Mallorca en la situación que tenían en 1276, es decir, formando parte del reino de Mallorca que se había constituido, según las disposiciones de Jaime I, como entidad independiente de la Corona de Aragón.
En 1298, Jaime II de Aragón, cumpliendo lo pactado con el papa Bonifacio VIII en el tratado de Anagni, devolvió a su tío Jaime II de Mallorca la totalidad del archipiélago balear, pero manteniendo el vasallaje sobre aquel reino, incluido los territorios continentales. Fue el vizconde de Cardona el encargado de devolver las Baleares oficialmente.
En 1299, Jaime, primogénito y heredero de Jaime II, renunció a la corona para tomar los hábitos de los franciscanos. Su hermano Sancho fue reconocido heredero en 1302.
Conseguida la paz, Jaime II de Mallorca se dedicó en los siguientes años a potenciar su reino creando nuevos núcleos de población, favoreciendo el establecimiento de consulados en el norte de África y en el reino de Granada, creando un nuevo sistema monetario para el reino e impulsando la construcción de palacios y castillos.
En la primavera de 1307, el infante Fernando, hijo de Jaime II de Mallorca, llegó con cuatro galeras a la ciudad de Gallipoli, perteneciente al Imperio bizantino y situada en el estrecho de los Dardanelos, para hacerse cargo del mando, en nombre de su primo el rey de Sicilia Federico III, de la Compañía de almogávares y acabar con la anárquica situación que atravesaba por el desacuerdo entre sus líderes para ostentar el mando único. Pero tuvo que abandonar y regresar a Sicilia cuando fracasó en su cometido. En su viaje de regreso saqueó y quemó con su flota el puerto de Armyros, del duque de Atenas, y el de Skopelos que pertenecía a los venecianos. En julio, llegó a la posesión veneciana de Negroponto, en la isla del mismo nombre (la Eubea actual), donde el delegado de Carlos de Valois, con engaños, lo hizo desembarcar y luego apresar. El infante fue llevado sucesivamente a Tebas, posesión del duque de Atenas, y a Nápoles, desde donde posteriormente fue entregado a su padre en Mallorca.
En 1311, Jaime II de Mallorca murió en la Ciudad de
Mallorca y fue enterrado en su catedral, siendo sucedido por su segundo hijo
Sancho I.
Sucesos contemporáneos
Reyes y gobernantes coetáneos
Castilla y León: | Reyes de Castilla y León. Alfonso X "el Sabio" (1252-1284). |
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Aragón: | Reyes de la Corona de Aragón. Jaime I "el Conquistador" (1213-1276). |
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Navarra: | Reyes de Navarra. Juana I (1274-1305) casada con Felipe I ( 1284-1305) (futuro Felipe
IV "el Hermoso" de Francia). |
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Condados catalanes no integrados en la Corona de Aragón: |
Condes de Ampurias. Hugo V (1269-1277). |
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Condes de Pallars-Sobirá. Arnaldo Roger (1256-1288). |
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Al-Andalus: |
Emires del reino nazarí de Granada. Muhammad II (1273-1302). |
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Portugal: | Reyes de Portugal. Alfonso III (1247-1279). |
||||
Francia: | Reyes de Francia. Felipe III "el Atrevido" (1270-1285). |
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Alemania: | Reyes de Germania. Rodolfo I (1273-1291). (Dinastía de Nassau-Weilburg). Adolfo (1292-1298). (Dinastía de Habsgurgo). Alberto I (1298-1308). (Dinastía de Luxemburgo). Enrique VII (1308-1313). |
Emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. ------- Sin emperador desde 1250. Reyes de Romanos. Rodolfo I (1273-1291).
|
|||
Italia: | Reyes de Italia (Norte). ------- Perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico desde 962. |
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Dux de la República de Venecia. Jacopo Contarini (1275-1280). |
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Estados Pontificios (Papas). Gregorio X (1271-1276). |
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Rey de Sicilia. (Sicilia
y Nápoles). Carlos I de Anjou (1266-1282). ------- En 1282 se dividió el reino de Sicilia en dos: reino de Sicilia y reino de Nápoles.
|
Reyes de Sicilia. Pedro I de Sicilia y III de Aragón (1282-1285). |
||||
Reyes de Nápoles. Carlos de Anjou (1282-1285). |
|||||
Britania: | Escocia: |
Reyes de Escocia. Alejandro III (1249-1286). ------- Interregno desde 1290 a 1292. Juan Balliol (1292-1296). ------- Segundo interregno desde 1296 a 1306. Roberto I (1306-1329). |
|||
Inglaterra: |
Reyes de Inglaterra. Eduardo I (1272-1307). |
||||
Gales: | Rey de Gwynedd, Powys y Deheubarth. Llywelyn "el Último" (1246-1282). ------- Anexión del reino por Inglaterra en 1282. |
||||
División del Imperio bizantino. (Bizancio): |
Imperio Bizantino. Miguel VIII (1261-1282) y Andrónico II (1272-1282). |
Imperio de Trebisonda. Jorge (1266-1280). |
Despotado de Épiro. Nicéforo I (1268-1289). |
||
Imperios y sultanatos musulmanes: | Califato árabe abbasí: | Califas abbasíes. (Dentro del sultanato mameluco de El Cairo). Al-Hakim I (1262-1302). |
|||
Sultanato benimerí o meriní: |
Sultanes. Abú Yusuf Yaqub (1269-1286). |