Genealogía

Su reinado

Sancho I nació en 1277 y era el segundo hijo de Jaime II de Mallorca y de Esclaramunda de Foix. En aquel año, el reino mallorquín estaba integrado por el archipiélago Balerar, incluido el vasallo reino taifa musulmán de Menorca, y los territorios continentales del Rosellón, Cerdaña, Conflent, Capsir, Vallespir, la fortaleza-puerto de Colliure, las villas de Perpiñán, Puigcerdá, Prades, Vilafranca de Conflent, Vinsá, el señorío y la villa de Montpellier y los vizcondados de Omeladés y Carladés.

Cuando Sancho tenía ocho años fue hecho prisionero, junto con sus padres y hermanos, por su tío el rey Pedro III de la Corona de Aragón que había invadido el reino de Mallorca y logrado ocupar Conflent y tomar Perpiñán. Su padre, que estaba enfermo, logró huir de noche abandonando a su familia. Esclaramunda y sus hijas fueron liberadas por Pedro III, pero retuvo como rehenes a sus sobrinos varones recluyéndolos primero en el castillo de Torroella de Montgrí (Gerona) y después en el Castell Nou de Barcelona. Pocos meses después, tras conseguir huir ayudados por otro prisionero, Sancho y sus hermanos se instalaron en París, donde fueron educados en la corte francesa.

En enero de 1287, el rey Alfonso III de la Corona de Aragón desembarcó en Menorca, y en menos de un mes derrotó a los musulmanes menorquines y a sus aliados tunecinos. A continuación, los expulsó y repobló la isla con cristianos de procedencia catalana en su mayoría.

En 1295, por decisión del papa Bonifacio VIII, se estableció en el tratado de Anagni que el archipiélago balear fuera devuelto por Jaime II de Aragón a Jaime II de Mallorca en las condiciones que tenían en 1276, es decir, formando parte del reino de Mallorca que se había constituido, según las disposiciones de Jaime I “el Conquistador”, como entidad independiente de la Corona de Aragón.

En 1298, Jaime II de Aragón, cumpliendo lo pactado en el tratado de Anagni, devolvió a su tío Jaime II de Mallorca la totalidad del archipiélago balear, pero manteniendo el vasallaje sobre aquel reino, incluidos los territorios continentales.

En 1299, Jaime, primogénito de Sancho I, renunció a la corona de Mallorca para tomar los hábitos de los franciscanos en el convento de Perpiñán. Más tarde, en 1302, Sancho fue reconocido heredero en ceremonia solemne.

En 1304, siguiendo una política de uniones matrimoniales diseñada por Jaime II de Aragón para estrechar las relaciones entre los reinos de Mallorca, Aragón, Nápoles y Sicilia, el infante Sancho se casó con María de Anjou, hija de Carlos II de Nápoles. Tres meses antes, su hermana Sancha se había casado con Roberto de Anjou, futuro rey de Nápoles. Estas uniones matrimoniales con la casa de Anjou las había iniciado en 1295 el propio Jaime II de Aragón al casarse con Blanca, hija de Carlos II, siguiendo lo acordado en el tratado de Anagni; y más tarde, en 1302, con la boda de Federico III de Sicilia, hermano de Jaime II de Aragón, con Leonor, tercera hija de Carlos II, impuesta por el tratado de Caltabellota que había servido para terminar la larga guerra entre Aragón y Francia a cuenta de Sicilia.

En 1311, tras morir su padre, Sancho fue coronado rey de Mallorca. Tras la ceremonia marchó a Gerona para prestar juramento de vasallaje a Jaime II de Aragón por su reino. Dos meses más tarde, en diciembre, prestó homenaje por el señorío de Montpellier a Felipe IV “el Hermoso” de Francia. A partir de entonces, a pesar de que las relaciones con Aragón fueron normalizándose, Sancho I soportó una constante tensión con sus dos primos hermanos, ya que el aragonés ambicionaba todo el reino de Mallorca y el francés quería hacerse con el señorío de Montpellier.

En 1313, Sancho I devolvió a Jaime II de Aragón el Valle de Arán. El Valle había estado en poder de Francia desde su invasión en 1283, y pesar de que un arbitraje sentenció que el Valle pertenecía a Jaime II de Aragón, el convenio de Argelers de 1298 lo incorporó al reino de Mallorca para que lo administrara provisionalmente. El rey mallorquín, en el acto de entrega, sólo reclamó los gastos de administración.

En 1314, Sancho I, en una hábil negociación sobre el destino de los bienes de la extinguida Orden del Temple en Mallorca, se hizo con un tercio de ellos.

En 1316, Sancho I, aunque había tenido un hijo y cinco hijas naturales, no había conseguido engendrar un heredero legítimo después de doce años de matrimonio. Su hermano Fernando era el siguiente en la línea sucesoria, pero aquel año murió en una batalla en Morea (actual Grecia) defendiendo los derechos de su difunta esposa, Isabel de Sabrán, al principado de Acaya, también llamado de Morea. Dejaba un hijo llamado Jaime que había nacido en 1315 y otro póstumo, llamado Fernando tenido de unas segundas nupcias con Isabel de Ibelín.

También en aquel año, Sancho I, para defenderse de la piratería genovesa y musulmana, inició la construcción de una flota que se compondría de cuatro galeras y otras embarcaciones de menor calado. El gasto fue sufragado a partes iguales entre el patrimonio real y la universidad de Mallorca (toda la isla como gran término municipal con Ciudad de Mallorca como capital). Como consecuencia de ello, Sancho I necesitó sanear su hacienda. Lo consiguió con una discutible confiscación de todos los bienes de la comunidad judía al haber sido inculpada de intentar convertir a unos cristianos. Después negoció la reintegración de dichos bienes a cambio de una crecida multa equivalente al presupuesto de ingresos de tres años de Ciudad de Mallorca.

En 1318, Sancho I, seguramente debido a sus problemas de salud, quiso cerrar el problema sucesorio divulgando su intención de convertir a su sobrino Jaime en heredero del reino de Mallorca. Al tener conocimiento de ello, Jaime II de Aragón instó a Sancho I a que hiciera una declaración que admitiera que en caso de fallecer sin un hijo legítimo, él sería el heredero del reino de Mallorca. Sancho I y sus consejeros respondieron que el rey defendía su derecho de nombrar libremente un heredero, y que las disposiciones testamentarias de Jaime I “el Conquistador” de que el reino de Mallorca debería integrarse en la Corona de Aragón si no había heredero legítimo, no hacían mención a un heredero directo, y por lo tanto el futuro Jaime III sería un heredero legítimo aunque no directo.

En enero de 1319, en una asamblea realizada en Perpiñán, Sancho I declaró solemnemente heredero al infante Jaime y dejó como tutor a su hermano Felipe, que era presbítero. Jaime II protestó y, después de romper las relaciones con su primo hermano, se dispuso a invadir el Rosellón, pero la intervención del papa Juan XXII y los buenos oficios del infante Felipe evitaron la guerra.

En 1321, Sancho I consiguió que las relaciones se reanudaran al aceptar la imposición de presentarse a las cortes de Gerona para solicitar ser liberado en el futuro de la obligación de rendir homenaje. La otra alternativa para conseguirla era pagar una elevada indemnización de dinero. En junio, Sancho I se presentó en aquellas cortes y obtuvo de Jaime II de Aragón un documento donde se le exoneraba a título personal de rendirle vasallaje, pero no a los monarcas que lo sucedieran, que deberían seguir prestando el debido homenaje. En las negociaciones de concordia no se habló del problema sucesorio, por lo que quedó abierto para posibles reivindicaciones futuras. Pero el otorgamiento de exoneración no fue gratuito, ya que se suscribió un protocolo adicional por el cual Sancho I otorgaba a Jaime II un préstamo de veinticinco mil libras barcelonesas para financiar la conquista de Cerdeña, que el papa Bonifacio VIII le había prometido al aragonés en una cláusula secreta en 1295, y, además, se comprometía a aparejar una flota de veinte galeras y un contingente de cien caballeros armados con soldados de a pie con toda su impedimenta. Todo ello pagado a su costa para una campaña de cuatro meses.

En 1322, Sancho I dictó un testamento donde declaraba heredero a su sobrino el infante Jaime, o en su defecto a su hermanastro Fernando, y establecía un consejo de regencia. Solamente en el caso de que no hubiese herederos legítimos de Fernando, el reino de Mallorca se integraría en la Corona de Aragón.

En septiembre de 1324, Sancho I murió en Santa María de Formiguera (Cerdaña).

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