Alfonso I "el Batallador"
Rey
de Aragón (h.1073<1104-1134>1134)
Rey de Pamplona (<1104-1134>)
Rey de Castilla y León (<1109-1114>)
Genealogía
Su reinado
Muerto Pedro I, y anteriormente su hijo Pedro que no tuvo descendencia, la corona de Aragón y Pamplona recayó sobre su hermanastro Alfonso. Eran sus abuelos maternos, los condes de Roucy, que estaban emparentados con los barones de la Isla de Francia, de Picardía, de Champaña y del condado de Borgoña. Cuando murió su hermano Fernando, le sucedió en el gobierno de las plazas de Buil, Luna, Bailo y Ardenes que constituían la dote de su madre.
La juventud de Alfonso estuvo impregnada del ambiente de cruzada contra los musulmanes que se respiraba en toda Europa. Antes de acceder al trono, había participado con éxito en varias acciones guerreras. La batalla de los llanos de Alcoraz, fundamental para la toma de Huesca, donde mandó la vanguardia de los aragoneses, y la batalla de Bairén, en compañía de su hermanastro Pedro I y en socorro del Cid Campeador, fueron las más importantes.
El nuevo rey de Aragón, continuando la tarea que habían emprendido sus antecesores, se propuso la conquista de Zaragoza y Lérida. Comenzó en 1105 tomando Ejea y Tauste, y consolidando las posiciones de El Castellar y Juslibol cercanas a Zaragoza. La ciudad estaba muy bien defendida y se necesitaban grandes medios para someterla. La preparación del asalto no impidió a Alfonso I conquistar, en el los dos años siguientes, varios castillos próximos a Lérida y las plazas de Tamarite y de San Esteban de Litera.
En 1108, el rey de Aragón recibió el homenaje feudal del conde de Tolosa que ofreció a Alfonso I las ciudades de Rodez, Narbona, Beziers y Agde, y poco más tarde el vizconde de Beziers ratificaba el acuerdo y se acogía a la protección aragonesa. A través de estos y otros pactos, los reyes de Aragón se convierten en señores feudales al norte de los Pirineos.
En 1109, el viejo rey de Castilla y León, Alfonso VI, decidió, ante el peligro que suponía el avance de los almorávides, casar a su hija y heredera Urraca, viuda del conde de Galicia Raimundo de Borgoña, con Alfonso I por su prestigio como guerrero. El aragonés, viendo la oportunidad de unir todos los reinos cristianos, aceptó el matrimonio que se celebró en octubre de aquel año, poco después de la muerte de Alfonso VI.
Ya antes de celebrarse el matrimonio, el reino castellano-leonés se dividió en dos bandos: los partidarios del enlace, entre los que se encontraban el clero y gran parte de la nobleza leonesa; y los que estaban en contra: la nobleza gallega, encabezada por Pedro Froilaz, conde de Traba y ayo de Alfonso Raimúndez, hijo de Urraca y Raimundo de Borgoña, el obispo Diego Gelmírez de Santiago de Compostela y la nobleza castellana.
Siguiendo las costumbres de la época, Alfonso I dotó a su esposa con una serie de castillos entre los que se encontraban Estella, Huesca y Montearagón. Desde un principio los cónyuges no congeniaron. Urraca era de carácter dominante, caprichoso y voluble, Alfonso era seguramente un misógino aficionado a la guerra. Las crónicas gallegas y leonesas, hostiles al aragonés, lo tachan de impío, tirano, reyezuelo, cruel y brutal con su esposa. A pesar de las desavenencias, firmaron unas capitulaciones por las que se comprometieron a no romper el matrimonio por ninguna causa, ni siquiera por la posible condena eclesiástica debido a su consanguinidad, ya que eran bisnietos de Sancho III el Mayor de Pamplona. Este asunto fue aprovechado por los enemigos de la unión matrimonial para pedir al papa su nulidad Se estipulaba en las capitulaciones, entre otras cuestiones, que utilizarían el título imperial que había empleado Alfonso VI. Urraca sería reina de Aragón y Pamplona y Alfonso, en compensación, recibiría los reinos de Castilla y León. De tener un hijo, este heredaría los reinos de sus padres. Si no hubiera descendencia y Alfonso moría primero, Urraca heredaría los reinos de Aragón y Pamplona. Si Urraca moría primero, Alfonso heredaría Castilla y León hasta su muerte. Todos los reinos pasarían posteriormente al hijo de la reina, Alfonso Raimúndez.
A pesar del peligro que representaba el avance de los almorávides, las tensiones entre los dos bandos estallaron en guerras civiles favorecidas por la actitud de los cónyuges. El primero en alzarse fue el conde de Traba que, a principios de 1110, consiguió dominar el norte de Galicia en nombre de su pupilo, al que consideraba postergado en favor de un futurible hijo del nuevo matrimonio. El obispo Gelmírez conservó para Urraca Santiago de Compostela y el sur de Galicia. Los reyes, que estaban en Aragón para que Urraca se posesionara de sus territorios, volvieron a León para hacer frente a la situación. Alfonso I atacó al conde de Traba y saqueó sus tierras sin conseguir un éxito total, aunque consiguió el apoyo de algunas ciudades, como Lugo, y de algunos nobles. La dureza del enfrentamiento, los abusos que se cometieron y el apoyo que encontraba Alfonso I, motivaron el recelo de Urraca y el distanciamiento del matrimonio, que coincidió con la llegada del decreto de anulación del matrimonio firmado por el papa Pascual II, aunque no fue ejecutado por los cónyuges.
En aquel año de 1110, murió al-Mustain, rey de Zaragoza. Fue sucedido por su hijo Abd al-Malik con la condición de no tratar ni apoyarse en los cristianos. Los almorávides de Valencia vieron la oportunidad de apoderarse de Zaragoza, penúltimo reino taifa que sobrevivía a la oleada almorávide, y marcharon contra ella. Abd al-Malik no cumplió su palabra y los habitantes de Zaragoza entregaron la ciudad al gobernador de Valencia al-Hayy, mientras al-Malik se refugiaba en Rueda de Jalón. Estos acontecimientos provocaron el regreso a Aragón de Alfonso I que atacó a al-Hayy. Aconsejada por el conde Pedro Ansúrez, Urraca dejó a un lado su resentimiento y se puso al frente de un ejército para ayudar a su marido. Después del enfrentamiento con el almorávide, Alfonso I se retiró a Ejea.
En 1111, Alfonso I, siguiendo lo acordado en las capitulaciones matrimoniales, recorrió los reinos de Castilla y León para recibir el homenaje de sus gentes como nuevo rey. Lo mismo hizo Urraca en los territorios de Aragón y Pamplona. Una serie de circunstancias provocó un nuevo enfrentamiento entre los cónyuges. El aragonés colocó a varios de sus hombres de confianza al frente de fortalezas y ciudades de sus nuevos reinos. No tuvo el tacto político de tener en cuenta las propuestas y consejos de los clérigos, y estos, que esperaban aumentar su influencia con el nuevo rey, se sintieron defraudados y se pusieron en su contra. Además, Alfonso I entró en Toledo mientras Urraca continuaba en Huesca en su condición de reina de Aragón. Sucedió también, que los labradores y burgueses de Sahagún se levantaron contra sus señores, negándose a prestar servicios y pagar impuestos. Se pusieron bajo la protección de Alfonso I, que expulsó al abad de su monasterio. Más tarde, su hermano Ramiro sería el nuevo abad. Les siguieron en la misma actitud los de Burgos, Carrión y los de casi toda Castilla. El abad depuesto de Sahagún marchó a Aragón para informar a Urraca. La reacción de la reina fue soltar, a cambio de un rescate, a los rehenes musulmanes que tenía Alfonso I. El dinero lo utilizó para comprar la voluntad de algunos nobles de Aragón. Además, ordenó a los nobles de Castilla y León que no obedecieran a su marido. Al tener noticias de lo ocurrido, Alfonso I regresó a Aragón y encerró a Urraca en la fortaleza de El Castellar después de una fuerte disputa. La reina consiguió escapar y regresar a sus reinos.
Urraca quería desvincularse de Alfonso I para reinar en solitario en Castilla y León, pero necesitaba tener partidarios y un ejército que la apoyara. Ante la falta de ambos, Urraca se alió con el conde de Traba con el compromiso de coronar a su hijo Alfonso Raimúndez, pupilo del conde. El obispo Gelmírez se adelantó y lo coronó rey de Galicia, cuando apenas tenía siete años de edad. Ante esta maniobra, Alfonso I, aliado con el conde de Portugal, Enrique de Borgoña, que veía mermadas sus apetencias de repartirse el reino, atacó y derrotó a Urraca en Candespina. Antes de darse la batalla, huyó el conde Pedro González de Lara y durante ella, murió el conde Gómez González, con el que Urraca tenía un hijo. Alfonso I continuó conquistando fortalezas y derrotó en Viadangos, cerca de Astorga, a una expedición gallega al mando del conde de Traba y del obispo Gelmírez que llevaban al infante a León. El conde fue hecho prisionero y el obispo logró huir con el infante. Durante los años siguientes, la reina tuvo que acordar alianzas alternativas para conservar su poder, primero con Enrique y más tarde con Alfonso I, para terminar uniéndose a su hijo Alfonso Raimúndez y a sus partidarios.
Alfonso I, que dominaba en gran parte de Castilla y León, fue sitiado en el castillo de Peñafiel por los partidarios de Urraca y Enrique de Borgoña, que había abandonado al aragonés y se había aliado con la reina bajo la promesa de repartirse el reino. No consiguieron asaltarlo. Pronto Urraca se arrepintió de la alianza con Enrique y pactó, una vez más, con Alfonso I. Enrique de Borgoña, considerándose traicionado atacó al matrimonio en Carrión y allí murió. Al finalizar el año, Alfonso I, aunque perdió Toledo en favor de Urraca, mantenía tropas en importantes plazas, como Burgos, Carrión, Palencia y León, entre otras, además, conservaba el dominio del alto Duero y La Rioja.
En 1114, Alfonso I recuperó Toledo y su prestigio aumentó en las zonas castellanas más amenazadas por los almorávides. Ello propició que su hermano Ramiro fuera elegido obispo de Burgos. En ese año, el concilio de León decretó la separación definitiva de Alfonso I y de Urraca, que fue aceptada por los cónyuges. El rey repudió a su esposa y la entregó a los castellanos en Soria. La precaria unión de los reinos cristianos se había roto.
Desligado de su esposa, Alfonso I reanudó sus campañas contra los musulmanes. En 1117, conquistó Morella y exploró las defensas de Zaragoza, acompañado de sus aliados Gastón de Bearn y de Céntulo de Bigorra, donde constataron que se necesitarían grandes medios materiales y humanos para conquistarla. Para conseguirlos, a comienzos de 1118, se reunió un concilio en Toulouse donde se aprobó la formación de un cuerpo expedicionario para conquistar la ciudad. La iniciativa alcanzó honores de Cruzada. Asistieron al concilio, entre otros, los arzobispos de Arles y Auch, y los obispos de Bayona, Pamplona, Pescar y Barbastro.
Los expedicionarios avanzaron por Sariñena, Almudevar, Gurrea y Zuera, y en mayo de 1118 comenzaron el asedio de Zaragoza. Un mes después cayó la Aljafería, fortaleza situada fuera de los muros de la ciudad. Al enterarse de este hecho, el gobernador almorávide de Granada formó un ejército y se dirigió a Tarazona donde derrotó a los cristianos, luego se retiró a Tudela para reforzar sus defensas. Al comprobar que Alfonso I no levantaba el cerco, se dirigió a Zaragoza con un grupo de sus mejores guerreros y logró entrar en ella a finales de septiembre. Un mes más tarde moría el almorávide. La desesperación cundió en los sitiados que se vieron forzados a pedir una tregua a Alfonso I, por la cual, si en un plazo determinado no recibían ayuda, entregarían la ciudad. Un ejército almorávide acudió en auxilio de los sitiados pero fue vencido y la ciudad se entregó en diciembre de aquel año.
La caída de Zaragoza supuso el derrumbe de la zona occidental de la antigua taifa. En 1119 cayó Tudela y poco después Tarazona. En 1120, Alfonso I tuvo que interrumpir el asedio a Calatayud para hacer frente a un numeroso ejército formado por almorávides de todas las regiones andalusíes. La batalla se dio en Cutanda, cerca de Calamocha, y fue una gran victoria para Alfonso I. Inmediatamente después cayeron Calatayud, Épila, Ricla y Daroca.
En 1122, Alfonso I estableció en Belchite, plaza ocupada antes que Zaragoza, una Cofradía para defender la frontera. Era una pequeña Orden Militar a semejanza de la Orden del Temple, que se había fundado en 1118 en Tierra Santa para proteger la seguridad de sus caminos. La diferencia con esta, era que la Cofradía de Belchite estaba destinada a combatir a los musulmanes permanentemente y abrir la ruta al mar por Valencia y por el Ebro para navegar hasta Jerusalén.
En 1123, el rey aragonés construyó un castillo en Gardeny, cerca de Lérida, para asediar la ciudad. La llegada de las tropas de Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, le obligó a levantar el campo.
En 1124, Alfonso I fundó Monreal y en ella organizó una milicia, Militia Christi, semejante y con los mismos propósitos que la de Belchite.
En el otoño de 1125, Alfonso I, que necesitaba poblar con cristianos las ciudades conquistadas, atendió la llamada de ayuda de los mozárabes (cristianos residentes en territorio musulmán), y organizó una expedición al corazón de al-Andalus para trasladar a su reino a aquellos que lo desearan. Salió de Aragón y pasó junto a Valencia, donde tuvo alguna escaramuza con su guarnición almorávide. Luego atacó Alcira, que no pudo conquistar, y continuó por Denia para, después de atravesar el desfiladero de Játiva y Peña Cadiella, entrar en Murcia y pasar por Vera, Almanzora, Purchena, Baza y Guadix. Obtuvo triunfos y fracasos, pero consiguió llegar a Granada en enero de 1126. La sitió durante más de diez días en espera de la salida de los mozárabes que deberían abrirle las puertas de la ciudad. El hecho no se produjo y el rey aragonés tuvo que levantar el campo y volver a Aragón, atacando las ciudades por donde pasaba. Con esta expedición, Alfonso I consiguió demostrar su poderío y repoblar sus fronteras con los mozárabes que le siguieron.
En marzo de 1126, Urraca de Castilla y León murió de sobreparto. Su hijo Alfonso Raimúndez, Alfonso VII, subió al tono. Su reinado comenzó con el problema de que Alfonso I tenía plazas y territorios dentro de su reino. En 1127, después de algunas escaramuzas, ambos reyes normalizaron sus relaciones en Támara (Palencia). En el acuerdo, el rey de Aragón reconocía los derechos de Alfonso VII al reino de Castilla, pero con las fronteras anteriores a 1067. Así, La Rioja, Álava, Vizcaya, el este de Burgos y el alto Duero, con Almazán y Soria, quedaban para el rey de Aragón. Además, este renunciaba al título de emperador, que sería para el castellano.
En 1129, Alfonso I conquistó Molina a los almorávides y fortificó la frontera con Castilla en tierras de Soria. En la primavera del siguiente año realizó una expedición que le llevó a Valencia, y aunque la asedió, no logró conquistarla. Tomó los castillos de Liria y Villamarchante y derrotó a los musulmanes en Cullera.
En 1130, mientras el rey se encontraba en el valle de Arán, murieron en un enfrentamiento con los musulmanes los dos magnates más importantes del reino: el señor de Zaragoza, Gastón de Bearn y Esteban, obispo de Huesca. Ese mismo año, cercó Bayona y lo mantuvo durante varios meses. Allí hizo su testamento en el que dejaba sus reinos a las tres Órdenes Militares de Oriente: el Templo (Temple en francés) de Salomón, el Hospital de San Juan de Jerusalén y el Santo Sepulcro de Jerusalén.
En 1132, las tropas aragonesas tomaron Mequinenza, junto el río Ebro, e iniciaron el cerco de Fraga. Allí acudieron los principales jefes militares de Alfonso I, tanto de un lado como del otro de los Pirineos. Era el primer paso para aislar Lérida de los almorávides previa conquista de Tortosa. Pero Fraga no pudo ser tomada. Después de varios enfrentamientos, en julio de 1134, se produjo la batalla final y la derrota. El rey tuvo que huir dejando atrás cientos de cristianos muertos. Mes y medio más tarde, Alfonso I moría a consecuencia de una enfermedad.
Sucesos contemporáneos
Reyes y gobernantes coetáneos
Castilla: | Reyes de Castilla y León. Alfonso VI (desde 1065 en León y desde 1072 en Castilla -1109). |
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León: | |||
Cataluña: | Condes de Ampurias. Hugo II (1078-1116). |
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Condes de Barcelona. Ramón Berenguer III (1097-1131). |
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Condes de Cerdaña. Guillermo II (1095-1109). ------- Anexionado por el condado de Barcelona en 1117. |
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Conde de Besalú. Bernardo III (1100-1111). ------- Unión con Barcelona. |
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Conde de Urgel. Armengol VI (1102-1154). |
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Condes de Pallars-Sobirá. Artal II (1081-1124). |
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Condes de Pallars-Jussá. Pedro y Arnaldo Ramón (1098-1112). |
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Al-Andalus: (Primeros reinos de taifas e imperio almorávide) |
Rey de Alpuente. Abd Allah ben Muhammad Nizam (o Yanah) al-Dawla (1043-h.1106). ------- Conquistado por los almorávides h.1106. |
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Reyes de Zaragoza. Ahmad ben Yusuf al-Mustain (1085-1110). ------- Entregado a los almorávides en 1110. |
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Rey de Albarracín. Yahyà Husam al-Dawla ben Abd al-Malik (1103-1104). ------- Conquistado por los almorávides en 1104. |
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Reyes de Baleares. Mubassir ben Sulayman Nasir al-Dawla (1093-1114). ------- Conquistado por una coalición cristiana pero sin anexión
en 1115. |
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Emires almorávides soberanos en al-Andalus. Yusuf ben Tasufin (1098-1106). |
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Francia: | Reyes de Francia. Felipe I (1060-1108). |
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Alemania: | Reyes de Germania. Enrique IV "el Grande" (1056-1106). |
Emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Enrique IV "el Grande" (1056-1106). |
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Italia: | Reyes de Italia (Norte). Perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico. |
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Dux de la República de Venecia. Ordelafo Faliero (1102-1117). |
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Estados Pontificios (Papas). Pascual II (1099-1118). |
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Príncipes de Capua. (Normandos). Ricardo II (1098-1106). 2ª vez. |
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Duques de Apulia y Calabria. (Normandos). Roger Borsa (1085-1111). --------- En 1127 se une al condado de Sicilia. |
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Condes de Sicilia. (Normandos). Simón (1101-1105). --------- En 1130 se fusiona con Apulia y Calabria para formar el reino de Sicilia. |
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Rey de Sicilia. (Sicilia y Nápoles). Roger II (1130-1154). |
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Britania: | Escocia: |
Reyes de Escocia (anteriormente Alba). Edgar (1097-1107). |
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Inglaterra: |
Rey de Inglaterra. Henry I (1100-1135). |
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Gales: | Rey de Gwynedd. Gruffydd ap Cynan (1081-1137). |
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Príncipes de Powys. Maredudd ap Bleddyn (1075-1132). |
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Imperio bizantino. (Bizancio): | Emperadores. Alejo I (1081-1118). |
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Imperios musulmanes: | Califato árabe abbasí: | Califas abbasíes. (Bagdad). Al-Mustazhir (1094-1118). |
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Califato fatimí: | Califas fatimíes. (El Cairo) Al-Amir Bi-Ahkamillah (1101-1130). |
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Imperio almorávide: |
Emires almorávides. (Marrakech). Yusuf ben Tasufin (1072/3-1106). |